sábado, 30 de septiembre de 2023

Sutil


— ¡ Déjalo pasar, Sara ! 
— ¡No, Maia!, se quiere medir 
— Anda, solo déjalo pasar, con un imprudente es suficiente; y Sara, no quiero terminar en el hospital 
—  ¡No, Maia!; yo no me dejo; y el sujeto me está probando 
— ¿Y qué necesitas demostrarle?, vamos, no sigas acelerando y ya déjalo (aceleró más) ¡Demonios, Sara! 
Momento después parecía que por fin había entendido porque dejó de acelerar y empezó a balbucear enojada 

— Si Marce estuviera aquí no te habría permitido 
— Precisamente 
 —No, Maia, a mí nadie me gana, hay que educarlos 
—A ver, Sara, si el sujeto quiere matarse, que lo haga solo, o lejos de nosotras, así no se hacen las cosas, ¿bien? 
—Pues ya qué... de seguro se está riendo porque cree que me ganó 
—¿Y qué importa lo que piense o crea?, ¡olvídalo!. 

Esa tarde le pedí  a Sara que me acompañara a unas compras faltantes para la comida, le advertí que yo manejaría, no quería otra situación como la de esta mañana. Salimos de casa y venía un sujeto igual que el anterior (no, si es que los hay por montones, parece que se reproducen por esporas) intentando imprudentemente rebasar por la derecha, lo dejé pasar y Sara comentó.

—Va al mismo sitio que nosotras
— Está bien, Sara

Y así fue, después de pasar la curva volvió a cerrarse y se estacionó en el único lugar que había 

—¿Ves?, todo por dejarlo pasar 
— Sara, lo sé, me di cuenta

El hombre se bajó triunfal, Sara estaba haciendo  gestitos y con la sangre a punto de ebullición. Me estacioné pegadita a su auto, había otro adelante al que él se le había acercado mucho y le sería imposible moverse si alguno de los dos previamente no lo hacía. 

 — Maia, te pueden infraccionar 
— ¿Por qué?, nada obstruye; y si fuera el caso, ¿No la pagarías con gusto, solo por darle una lección al sujeto?
— No, pues sí, esa y otras más bien valen la pena 

Nos tomamos el tiempo para hacer las compras; y pedí un café, ambas lo pedimos 

—Disculpen, señoritas ¿Sería tan amable de dejarme sacar mi auto?. Al vernos nos reconoció — Lamento el cerrón de hace rato, no volverá a suceder 
— Los cerrones se adelantó a decir Sara
—No hay problema 
—Es que, el auto que está delante, el dueño está durmiendo, su esposa no quiso despertarlo 
—Aun no terminamos, señor 
—Yo espero y nuevamente les ofrezco una disculpa.

Volvimos a centrarnos en la charla que estábamos teniendo, media hora después salimos del local, el hombre aún seguía encajonado 

—Tienes que ver siempre más allá, Sarita, que no te ciegue el temperamento. 

Encendí el auto y cuando iba a hacerme para atrás para poder salir venía un bus y volví a colocarme pegaditan al auto del tipo. 

El chofer tuvo que hacer muchos movimientos para entrar en esa curva tan estrecha sin chocar mi coche, el chofer volteó e inclinó  un poco su cabeza, le sonríe inocente.

—Siento los inconvenientes, caballero, no tuve opción 

El chofer inclinó la cabeza; y me correspondió con una amplia sonrisa, acunó sus ojitos de forma coqueta, luego se detuvo en paralelo con el auto del sujeto maleducado y empezó a discutir con él, este a su vez le respondió; y siguieron manoteando desde sus respectivos vehiculos. Voltee con Sara con carita de inocente...

— ¡No me jodas, Maia!, ¿Cómo haces eso? 
—No pierdo la calma, Sara, la testosterona siempre está en ebullición, mira, ellos solitos se enfrentan
— Maia, eres una...

martes, 26 de septiembre de 2023

La puerta de malla

🎼 🎶

Y cuando todo se volvió caótico, guardé un par de prendas, me acerqué al departamento de Sara y la llamé desde el coche.

— Sarita, unos días en montaña, ¿te va?
— ¿Clima?
— Entre cinco y once
— Ahora bajo

Y salió con todo y su camioneta 
— Guarda tu coche, Maia, en el mío estaremos más cómodas
— ¡Oh , vaya!, Sara, no subirá
— Oye, no ofendas a mi mama móvil, ¿ok?
— Ahora me cambio; y Sara carguemos combustible
— Tanque lleno, amiga
— ¿Segura?, a ver, que reviso. Me indicó con la mano que todo estaba bien y ya no hice intento de comprobar
— Hay que pasar a comprar víveres
— Sarita, traigo todo
— No, amiga, no soy conejo, Maia, ¡soy carnívora!
En ese momento me vino el pensamiento del término en el que pide sus cortes y la náusea amenazó con invadirme, rechacé los recuerdos e intenté concentrarme en la lista que Sara me estaba dictando. Más tarde cogimos camino, tres horas después y la camioneta empezó con el sonido característico de vaciado

— ¡Sara!, me acerqué y la línea estaba sobre el rojo  ¡Demonios, Sara!, debí revisar el combustible 
— Debiste, Maia; ya ni modo, pero no te alteres, cuando pasa el rojo, aun puede bajar más, no te preocupes, sí llegamos
— Obvio no, Sara, faltan más de doscientos kilómetros, llamaré a Caminos, deben tener una grúa en alguna parte
— Ten fe, verás que sí lo logramos 
— Sara, no nos quedaremos varadas de noche en este lugar, eso no sucederá
— ¡Ay, amiga!, no te lo quería decir pero, parces una mami gruñona
— Sarita, amiga, alguien tiene que ser el adulto aquí
Auxiliadas por Caminos pudimos llegar a una estación a cargar combustible. Cuatro horas después dimos con el pueblo escondido, sus calles, todo un reburujo. 

¡IMPORTANTE!, cuando exista un señalamiento amarillo que diga ¡Prohibido!, no significa que vayas con cuidado, es una clara alerta que por ahí ¡NO PASES!, cosa que nosotras no hicimos, el pavimento estaba húmedo, salidas del tramo nos bajamos a ver el daño, sí... definitivamente, por toda la línea media de la carretera habían quedado hundidas las huellas de las llantas. Sara movía la cabeza de un lado a otro; y yo pensando, con qué me saldría ahora.

— No, amiga, eso ya estaba, mira, el trazado no es el mismo que mis llantas (y las llantas llenas de cemento o lo que sea con lo que hacen los caminos)
— ¡No puede ser!, Sara, no veo por aquí a nadie más distraída que nosotras (y me eché a reír)
Sarita me miró desconcertada y me dijo  Pues yo tengo mis dudas...

En ese momento se acercó una residente
— Ustedes vienen de la ciudad ardiente ¿cierto?, asentí con un movimiento de cabeza y cuando estaba a punto de responder, otra vez, Sara...
— ¡Siii!, ¿conoce la ciudad?
— No, no la conozco, me queda muy lejos
— A nosotras también la suya, ¿cierto, Maia?
— ¡Eh!
— ¿Y cómo sabe que venimos de allá?
— Las mujeres de esa ciudad que han venido solas a rentar las cabañas no siguen reglas, por eso las ubicamos (y voltea a ver lo maltrecho que dejamos el camino)
— Le decía a Maia que yo tengo mis dudas que mi camioneta haya hecho eso
— ¡No puede ser!... Señora, estaremos en la cabaña de Don Poncio, cualquier gasto que genere nos contacta por su medio
— No, no se preocupen, al contrario, agradecemos que vengan y renten las cabañitas al lado norte, eso ayuda mucho en la economía del pueblo

Nos despedimos de la residente y seguimos el camino que nos había indicado, subíamos un tramo y la camioneta bajaba dos; y así, hasta que Sara volteó conmigo y me dijo  Maia, creo tenías razón, la camioneta no sube  ¿crees? (Nuevamente eché a reír, ¿qué más podía salir mal?), le llamé a Don Poncio y nos orientó dónde dejar la camioneta (invadimos la cochera de alguien), media hora después llegó él y su ayudante en unos buggies; y nos subieron a la cabaña. Antes de llegar pasamos por el estacionamiento comunal; y ahí estaba, un pequeño coche como el mío nos observaba orgulloso y triunfal, Sara de inmediato se adelantó a comentar; —Ni lo digas, Maia.

— Don Poncio, ¿para qué es esa puerta de malla
— Es para que los osos no entren
— ¿Hay osos?
— ¡Sí!, estamos orgullosos que ha incrementado el número
— ¡Vaya!, ¿alguna recomendación?
— No, para nada; y no se preocupen, comen hierbas, ah; y ardillas, además, está la puerta de malla para que no pasen
— ¿Y los osos saben que no deben pasar de la puerta?
— Maia, no seas impertinente, es obvio que lo saben, ¿Cierto, Don Poncio?, y por qué le llaman Don si estará por los ¿cincuenta?
— Tanto como saberlo, pues no, pero tengan, con esto los ahuyentan (y nos extendió una chicharra); ya si entran a la cabaña, pues me avisan por wasap, solo NO los alimenten ni dejen desechos por ahí 
— ¿Y en cuánto tiempo llegaría?
— Lo mismo que hicimos subiendo, una hora, un poco más si es de noche; ya sabe, el camino es estrecho y empinado
— Y mientras llega, ¿Qué se hace?
— Pues se ponen a gritar, a los osos les asusta el ruido escandaloso
— ¿Escandaloso?
— ¿Una hora?, pero Don Poncio, eso es mucho tiempo; ¿Y si mejor se queda a cenar y desayunar con nosotras?, Maia prepara una ensaladita deliciosa; y no nos dijo su edad
— Ya, Sara, déjalo ir

A la mañana siguiente nos despertamos con una invasión, Sarita se olvidó de guardar la carne que había asado, teníamos a tres osos merodeando; y uno intentando entrar a la cabaña; y a gritos me dice...

— Ya lo ves, Maia, todo por no hacerme caso, pudimos convencer a Don Poncio para que se quedara con nosotras, además, ¿qué tanto es un polvito comparado con estas bestias hambrientas?
— ¡Ay, Sara!, ¿ellas o tú?...






viernes, 22 de septiembre de 2023

A tomar en cuenta

Cuando creía que no lo necesitaba, no le di importancia, cuando me faltó empecé a darme cuenta que estaba equivocada.

Hace un par de semanas empezó el problema, una pequeña e indetectable falla en la fibra óptica se hizo más grande, una colonia quedó fuera, no encontraron el punto exacto y siguió con otra; y así se fue sucediendo hasta completar las cinco.

Reportes por todos lados con una sola respuesta — Estamos trabajando para solucionar el problema —. Al día de hoy más de la mitad de la ciudad está sin internet en casa, solo el satelital .

— Estamos trabajando para solucionar el problema... dicen, pero también que no tienen suficientes técnicos para todo lo que se ha armado.

Y así seguimos, sin internet, servicio telefónico, Alexa, televisión por cable, música, camaras de vigilancia, alarmas de casa (la seguridad está vulnerada)... 

Es en estos momentos que me doy cuenta la importancia de la red; y que no solo se necesita para conectarse desde el móvil.

Y el problema va en aumento ...

jueves, 21 de septiembre de 2023

Cuando el cielo es el límite

Sara llegó esta madrugada, las diferencias con Sergio no han cesado, al contrario. No logran ponerse de acuerdo con el asunto de la (No) boda.

— A Sergio no le entra en la cabezota que no quiero casarme, tendrá sus razones pero yo no dejo de verlo como un intento indiscriminado de control, además, la ley solo reconoce como matrimonio una relación monógama; y nosotros estamos muy lejos de eso, ¿Para qué se hace?, no encajamos en el perfil 
—¿Se lo has comentado?
— Todo el tiempo 
— ¿Y?
— Nada, dice que es un mero trámite, que nada cambiará
— Bueno, sabes que en las relaciones de pareja a veces hay que ceder, o hacer creer que lo haces
— ¿Dices de fingir una boda?
— ¡No, Sara!, digo que en la actualidad hay otras formas de unirse sin tener que pasar por un juzgado o la iglesia, vamos, la boda convencional; y también les llaman bodas
— ¿Hablas de chamanes, brujas blancas, esoterismo y esas cosas místicas?, he sabido que en Catemaco hay unos reconocidos, podemos organizar un viaje hasta allá y tentar las aguas
— No, Sara, esos son terrenos desconocidos, hablo de una boda simbólica, plantar un árbol con arena de su lugar de origen (aunque ustedes no son buenos para eso de mantener vivas las plantas), la cápsula del tiempo, la luz, arena de dos colores, reunirse en el lugar que se conocieron o es su favorito y decir sus votos, ¿algo más original?, una reunión con sus personas favoritas e invitarles a participar en su compromiso espiritual, hay mucha gente que cree en eso, no tanto en un dios pero sí en la espiritualidad. Puedes llegar por ahí a Sergio y ambos obtiene lo que quieren sin perjudicar al otro.
— Puedo hacerlo como sorpresa y así no podrá negarse
— Y estarías abriendo la puerta para que él hiciera lo mismo, piensa en opciones y háblenlo
— ¿Maia; y crees que acepte?
— Vamos, Sara, ¿Recuerdas el inconveniente con el coche y el imprudente?
— Y vaya que lo recuerdo
— ¡Pues eso!...
— Bueno, pero esta noche; y las que siguen me quedaré contigo 
— Solo si prometes preparar esa deliciosa agua frutal
— ¿Qué te parece una cremosa de fresa?
— Recuerda que soy vegana
— ¿Y una de plátano, o piña con fresa?, o nos inventamos alguna
— ¿Y por qué tienes que dormir en mi cama?
— Porque tengo miedito, no acostumbro hacerlo sola; y Maia, eres mi mejor amiga
Pensé, si digo algo, capaz que Marce se entera y me quema viva
— Anda, duerme ya...

martes, 19 de septiembre de 2023

Exigiendo un poco de atención

🎼 🎶

Esta mañana, Marce me hizo varias llamadas por whatsapp que no pude atender, al darme cuenta y regresarlas, ella fue la que no atendió, volví a marcar obteniendo el mismo resultado. Asustada, corrí (en coche) al hospital, pensando lo peor, imaginando lo peor, dando por hecho lo peor; y con una historia de terror creándose en mi cabeza. 

Al llegar al hospital no me permitieron el acceso por no ser horario de visita, pregunté por su salud y tampoco me dieron información por no ser familiar, llamé a Marcos quien me atendió con nerviosismo. 

— Maia, arréglenlo entre ustedes; yo estoy fuera 
— ¿Fuera de qué?, ¿qué sucede?, ¿se encuentra bien?, ¿Marce?, ¿la bebé? 
— Yo no sé nada

En un descuido del guardia de seguridad me desplacé y subí por las escaleras los siete pisos para llegar con ella, me escabullí de enfermería y entré en su habitación, Marce dormía plácidamente, Marcos estaba concentrado en su móvil, me acerqué, cubrí su móvil, él levantó la vista sorprendido.
 
 ¡Ven conmigo!, susurré, lo cogí del brazo y lo conduje hasta el corredor
— ¿Explícame!, sentencié
— No quiero involucrarme, es cosa de ustedes, pero tranquila, ella y Ninna están bien
— ¿Seguro?
— ¡Sí!
— ¡Bien!, esperaré que me aclare

Pasado el medio día, Marce me envió como respuesta por whatsapp este vídeo...


Este miércoles hemos preparado una pijamada (a media tarde). Ninna, desde su cómodo interior tendrá que cubrir sus orejitas porque con Marce, las charlas generalmente se vuelven intensas.

viernes, 15 de septiembre de 2023

Un día especial



Té verde para iniciar el día que desde anoche nos ha bendecido con una preciosa e intensa lluvia; y ha continuado esta mañana, sigue nublado, según la chica del clima así seguirá por el resto del día y la noche, a saber... clima agradable, con unos deliciosos quince grados. 

Hoy simplemente apetece pasar un día sencillo, sin grandes movimientos y cambios. Porque días así, son especiales.

Ya lo saben, té, café, vino o lo que apetezcan mientras disfrutamos de este fin de semana.

miércoles, 13 de septiembre de 2023

La mensajera



— Maia, ¿Has hablado de mi últimamente? 
— ¿Cómo? 
— En tu cueva, amiga 
— No tanto como me gustaría, Marce 
— ¿Por qué? 
— Ahora mismo estás en otra etapa, amiga 
— No me jodas, Maia, ¡Soy mujer!, no nací con mi embarazo 
— Lo sé, solo siento que no es momento 
— Pero amiga, sabes de mis/nuestras correrías (Sonrío), que te leo, eh; y no es que me desagrade Sara, pero vamos, si ella a mi lado es un corderito (Vuelvo a sonreír, no conocía este lado celoso de Marce) 
— Prometo armar algo bonito
— Ni te molestes, que ya lo hice por ti, tú serás la mensajera (Y me planta una preciosa fotografía de ella y su barriguita; y me dice) 
— Pedí permiso a los médicos para una sesión de fotos, solo por favor, cuida la identidad de mi chiquitina; y de paso agradece a tus/mis comentaristas... ¡Los adoro!

Fotografía cedida por Marcela para su publicación en este espacio. No hubo necesidad de cubrir la identidad de la pequeña Ninna, ella se ha ocultado al tomar la foto.

lunes, 11 de septiembre de 2023

En pie de guerra

El viernes en la noche 

Me encontré con el amigo de Daniel mientras hacía las compras para la cena, el encuentro fue desagradable, el hombre no me quiere; y está bien si lo dejamos hasta ahí, pero está celoso por la reducción de tiempo que ha hecho Daniel con sus amigos, con él; y me culpa de la situación... definitivamente, como un adolescente dejó entrever una velada amenaza que me hizo darme cuenta que se ha puesto en pie de guerra conmigo... ¡Mala decisión!.

Noche de sábado

Cuenta: XXXXXXXX
Pass: Taladradorpotente

Daniel está sentado frente al ordenador, tecleando a toda velocidad (que no es mucha). Intenta entrar en su cuenta, descargar y enviar a su whatsapp la invitación de su amigo Carlos, con el que tuve un confrontamiento poco amistoso la noche anterior, (le he explicado tanto lo que es el código QR pero no hay manera que de tecnología me entienda), 

Mientras teclea el pass: Taladradorpotente; yo lo observo de lejos; y sonrío, vale, vale, necesita reafirmarse (me digo), me acerco desde atrás y con suavidad recorro desde sus hombros y me ato a su cuello
Daniel, sigo dolorida, Daniel pone su carita de satisfacción y orgullo, se hincha de gozo 
— ¡Oh, mi vida!, lo siento; ya sabes como soy de impetuoso, ¿Quieres un masajito? 
— Oye, pero no hay tiempo, tenemos el compromiso con tu amigo al que no le agrado, me culpará si faltamos... 
— Deja, querida; yo me ocupo de él, Maia, pero, ¿hicimos algo anoche?, (obvio nada sucedió pero cuando duerme nada recuerda)
— ¿Acaso no te acuerdas que me abordaste mientras dormía?, pongo carita de decepción
— Si, si, claro que lo recuerdo, es que te veo y no puedo contenerme, aún durmiendo... ¡ven!, que quiero consentirte...

Y así se ganan las batallas...

viernes, 8 de septiembre de 2023

No todo está escrito


Tenía la cita con el dentista a las seis. Sé que no respeta los tiempos y a veces lo uso a mi favor, llego antes y me pasa a consulta, si llego después me pasa a tiempo, sin problema. Me hizo unas preguntas, me revisó; y justo tocó en ese punto de quiebre donde el dolor regresó como por arte de magia, le pedí un momento para recuperarme. 

— Maia, no te quitaré los puntos hoy, sigues inflamada, te recetaré inyecciones y nos vemos la semana siguiente, mismo día y hora (asentí sin mirarle, aún hacía intentos por controlar el dolor). Me extendió una cajita con una única dosis y me dijo — sublingual, Maia, ahora se te pasa. Me extrañó ser tan obediente.

Ya recuperada subí al coche y conduje de regreso a casa, en alguna parte del camino una camioneta impactante, impresionante, ruda, fortísima y roja se detuvo a mi lado derecho, a la par de ventanilla, ¿qué sucede con este sujeto?, pensé, ¿cómo se le ocurre? volví a pensar, avanzaba un poco y él hacía lo mismo, moví las manos preguntando ¿qué te pasa?, el semáforo cambió a verde y di vuelta a la izquierda; y esperé en medio para poder continuar. En ese momento volvió la camioneta a emparejarse conmigo nuevamente del lado derecho, ventanilla con ventanilla, imposibilitándome tener visión para el acceso, mi nivel de enfado estaba unos grados más arriba y resignada me dispuse a esperar el cambio de luz para poder pasar.

La camioneta roja chulísima avanzó y se quedó en medio del camino, imposibilitando el flujo de los autos, sacó su mano, gruesa, venosa y me indicó que avanzara, mi compacto auto pudo avanzar seguro con esa enorme mole que podía detener cualquier choque.

Sí... definitivamente, enterneció mi corazón. 

Acompáñame...
¿Té?
¿Café?
¿Vino?


(Para entrar en el contexto de la situación hay que hacer un poquito de introducción de las reglas no escritas de conducción que se suceden en la ciudad.
Ningún conductor, nadie en su sano juicio detendría su auto en un semáforo ventana con ventana del coche vecino, ¿qué sucede?, pues que las personas lo ven como una agresión que en otros tiempos desencadenaba en actos violentos, esto originó que jamás pongas en paralelo dos ventanillas, mas adelante, mas atrás, pero nunca posicionados igual).
(Hay calles donde puedes dar vuelta a la izquierda en verde y sin flecha, pero tienes que esperar en medio porque vienen autos en la otra dirección; y en la primera oportunidad sigues avanzando)

miércoles, 6 de septiembre de 2023

De noche y hasta el amanecer

Tres horas de reposo 
Fresa / Pepino / Limón / Puñadito de menta / Agua 

Había organizado mi noche; ducha, un vaso con leche fría, puñadito de medicamentos y a cama... y llega Sara.
— ¡Amiga!, ¿Charla nocturna?
— ¿Pasa algo?
— Ay, amiga; y vaya que pasa, no tenías planes, ¿no?
— Ducha y cama
— Puff, qué aburrido, ve y duchate y mientras hago una playlista 

Eso me hizo entender que la noche se venía larga. Traté de relajarme con el agua, después seleccioné un pijama cómodo, fui y me acerqué al sofá. Sara ya me esperaba sentada en la mesita de centro (sus manías de no usar el sofá si es rojo), vestía uno de mis pijamas, palmeó el asiento invitándome a sentarme. Al acercarme vi que en parte del sofá había una charola con quesos, una botella de Merlot y dos copas, de fondo se escuchaba 🎵🎼🎵.

— Sara... no puedo, estoy medic
— Apura, que tengo algo que contarte
— ¿Qué sucede?
— Sergio me invitó a cenar al lugar ese que me gusta tanto, el de pasta casera (asentí). Sara se empezó a poner nerviosa, me di cuenta porque al llenar las copas vi un ligero temblor en las manos — Sara, no puedo beber... — Pues lo hago yo, que lo necesito. Te decía que me invitó a cenar, ni siquiera dejó que terminara mi pasta carbonara y ya lo vi arrodillado, con un estuche rojo entre sus manos (qué manía con el rojo) un solitario destellando y Sergio pidiéndome que formalicemos.
— Espera, ¿Qué?, Sara, pero si ya viven juntos hará como cinco años, quizás más.
— Diez años, Maia
— ¿Y cómo llamas a eso?
— Exploración, estábamos probando
— ¿Y por qué estás aquí y no con él, deberían estar celebrando, no?
— Lo dejé ahí y salí lo más rápido que pude
— ¡No puede ser!, ¿Dejaste a Sergio arrodillado en el restaurante?
— ¿Hice mal?
— ¡Sara, tienes cuarenta!, no eres una niña
— No estoy segura de romper la agenda y olvidarme del ganado, amiga, me gusta estar con él, el sexo es increíble, despertar y no saber cuánto tiempo ha pasado mirándome dormir, llevarle el desayuno a la cama, que lleve la ropa de ambos a la tintorería, que me prepare la cena, llegar a su oficina con la comida, que se haga cargo de los asuntos de mi coche, comprar su ropa, vestirlo para que combine, Maia, me gusta todo de él, con él, me gusta como estamos, sin exigirnos nada y disfrutando nuestro propio espacio 
— ¿Qué te aportan los otros?
— No caer en la rutina, me lo paso bien, me divierten; y me ayuda a no volverme una novia celosa y controladora. Además, sé que él hace lo mismo, lo veo llegar, fresco, limpio, su cabello seco, se acerca y me besa y yo meto los dedos entre sus caballos, continúa húmedo por debajo; y yo agradezco su cuidado, su pulcritud, el detalle de tener varias prendas iguales para volver conmigo sin la suciedad que cogió por ahí. Maia, es el hombre a mi medida.
— ¿Y qué haces aquí?
— Buscando consejo de mi amiga
— Sara, no te serviría; yo incluía a Manolo en todo, nada hacía oculto, tampoco sola. Lo que hagas, solo avísale que estás aquí para que quede tranquilo ¿Está bien?, (asintió). La música 🎵🎼🎵 seguía.

A la mañana siguiente; y antes de marcharse preparó un delicioso desayuno vegano (lo cual le agradecí) y esta jarra de riquísima agua fresca, sin azúcar (que también le agradecí), e hicimos sobremesa, Sergio seguía durmiendo.

lunes, 4 de septiembre de 2023

Cordales

🎼 🎶

Dormía (eso seguro), cuando sentí el golpe seco de una fuerte bofetada... sucedió esta madrugada.

3:35 am. Aturdida y desconcertada terminé por despertar, solo para ver frente a mí la figura masculina de mi agresor. El ardor en la mejilla me hizo cubrir instintivamente con mi mano izquierda la mejilla dolorida.

— ¡Qué diablos...! ¿Quién eres?, no obtuve la respuesta que buscaba, el hombre traslúcido que estaba frente a mí se inclinó, elevó su mano y dejándola caer nuevamente en mi rostro me dio un segundo bofetón.

El dolor se hizo más intenso, me incorporé de forma violenta, en ese momento, busqué con la mirada a mi agresor, estaba tan molesta que de haberlo sujetado, lo haría arrepentirse hasta del día en que nació, pero este había desaparecido, ¿una broma de mal gusto?, ¿acaso un fantasma?, me sentí confusa, fuera de la realidad, en ese momento, un gemido lastimero me volvió al sitio del que me había incorporado; y me vi dormida, hundida en el dolor y con la mano acariciando mi mejilla.

Al verme allí, con el rostro desencajado y sin poder despertar, me asusté, tuve miedo; y en un acto reflejo intenté reincorporarme dentro de mi cuerpo dormido.

Esa noche me quedé dormida esperando la hora de tomar el medicamento que me recetaron después de extraerme dos cordales, uno de ellos de forma normal y el segundo mediante cirugía. La anestesia local había tocado el nervio, el dolor me lo alivia el medicamento las primeras tres o cuatro horas, las cinco siguientes lo paso mal.

P.D. Pues eso, que como medida precautoria, cuando vuelva con el dentista procuraré no llevar escote.

viernes, 1 de septiembre de 2023

Entre mujeres

🎼 🎶

Ya casi era de noche, quedaba poca luz que se filtraba por la ventana, era tan tenue, que evidentemente estaba perdiendo su lucha.
Me / nos quedaba un sorbo de té chai; y mucha oscuridad por llegar.

Primero mi atención se centró en Sara, la mujer que tenía delante, se había sentado en la mesita de centro porque tenía una extraña manía con los sofás y el color rojo, algo de su pasado, mencionó en algún punto de la ya aparecida noche.

Después mi atención fue reclamada por el hombre de mediana edad con el que hablaba por mensaje. A su vez, Sara se había quedado seleccionando una película de entre tantas que se le mostraban. Se inclinó  por The Trench.

— Maia, ¿Crees que esté buena?
— Eso depende
— Explícame
— Cuál es el interés en verla, vale la pena si es por Jason Statham 
— ¿Solo por él?
— Sí, si te es suficiente 
Se quedó pensando mientras veía el trailer, luego de unos minutos en los cuales inclinaba la cabeza de un lado al otro dijo 
— ¡Sí, veámoslo!, los años le sientan.

Me despedí del hombre de mediana edad que estaba al otro lado de la pantalla y disfrutamos (no de la película), del chico que, a mayor edad, más deseable se vuelve.

— Maia, ¿Con quién hablabas en el móvil?
— Un hombre de mediana edad que conocí hace relativamente poco tiempo
— ¿Le gusta el té?
— Eso creo
— Debiste invitarlo y nos volveríamos un trío, lo acurrucaríamos en medio de... (Su comentario fue interrumpido cuando reapareció en escena Jason Statham).