viernes, 31 de marzo de 2023

Con una sonrisa en el corazón

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Al ser el adulto responsable para mi hermano menor, aprendí a jugar con él, lo fui guiando para su ingreso a la escuela, empecé a quererlo; y por sus muestras de afecto, parecía que él también llegó a quererme. 

La unión entre ambos se fue fortaleciendo -esto sin ninguna intención- por el simple hecho de pasar tiempo con él después de la escuela, de procurarle sus alimentos y cubrir sus necesidades básicas -excepto el aseo-. 

Empezaba a ver a mi pequeño hermano ya no como un estorbo, se convirtió en mi amigo, -esto lo hizo dependiente de mí-, le dedicaba todo mi tiempo libre, aún en la oscuridad que se venía a mi cama cuando sentía miedo y yo tenía que dormir agazapada en el puff rojo de mi habitación -todo sucedía bajo la estricta mirada de mi madre-

Casi 5 años después, mi madre consideró que ya era tiempo suficiente cuando una noche de cena familiar, mi pequeño hermano me soltó espontáneamente ¡Mami! -aquella palabra agrietó su mirada-.

Esta noche quedamos a cenar -pimientos rellenos con un sangre de toro-. Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que nos vimos, se le ve feliz, tanto, que no fue necesario preguntarle ¿qué ha sido de tu vida?. 

En estos momentos, él responde a la llamada de nuestra madre; y mientras lo observo, escribo su recuerdo.

jueves, 30 de marzo de 2023

A la mala

La creencia de mi madre era "cásate joven, -15 años cuando mucho- ten hijos y así crecerán juntos". Para eso tengo a mis hermanos, que los hijos necesitan que crezcas con ellos, pero de otra forma. No hay otra forma de crecer, me decía y yo solo pensaba, ¿Cómo una niña puede educar a otra niña?

Me tocó aprenderlo... A la mala.
Tenía 13 años cuando mi madre llegó con un varoncito, lo puso en mis brazos y me dijo: "Por ser la menor te toca atenderlo, que yo seguiré trabajando". En aquellos tiempos no había móvil, ni internet, tampoco teléfono fijo -estaban a unos días de conectarlo- lo único aprendido era en la escuela o por voz.

Recién salida del hospital mi madre volvió a su trabajo. Ahí me quedé, sin saber qué hacer con un bebé que no dejaba de llorar.

A veces, mi madre se acercaba a casa y desde afuera de la puerta o ventana me daba indicaciones "cambia su pañal" fue una de ellas. La primera vez que lo hice quedé horrorizada, no era algo que hubiese visto o supiera de su existencia. Un alarido inexplicable brotó no sé desde qué parte de mi desconocida existencia; y fue tan lastimero, que mis padres llegaron en un tiempo récord que me pareció eterno; yo tenía las manos cubriendo mis mejillas, los dedos simulando barrotes en mis ojos; y un total descontrol mental por no entender lo que estaba sucediendo.

Mi padre, en un acto reflejo cubrió al bebé en sus partes, mi madre dijo, "es tu prueba de castidad" quedé horrorizada, era una prueba cruel de algo que se pudo evitar. Hubo una breve explicación olvidada; y el día continuó mientras sentía cierto rechazo hacia el sexo opuesto -o sus partes-

Unas horas más tarde le tenía que cambiar el pañal -de nuevo- cuando intenté hacerlo noté que esas pequeñas cosas tenían vida propia, se movían lentamente, subiendo o bajando uno o ambos lados, era aterrador ser espectador de tan infame acto. Lo cubrí como había hecho mi padre horas antes, lo envolví y fui a entregárselo a mi madre "Esta poseído" con el corazón palpitante balbucee apenas audible. 

El tiempo se encargó de hacerme olvidar mi rechazo.

lunes, 27 de marzo de 2023

De segunda mano


Vengo de una infancia en la que la casa siempre estaba impecable. Mi padre trabajaba 16 horas al día, al igual que mi madre; y a ella se le agregaban la casa y los hijos, aun así, en casa jamás hubo algo fuera de lugar, -si ponía un vaso en la mesa y por unos momentos me daba la vuelta, el vaso había desaparecido-. Al principio me quebraba la cabeza pensando ¿dónde lo habré puesto?, con el paso del tiempo entendí que para el orden y la limpieza, mi madre era una experta.

Así se sucedieron los días, los meses, los años, en un hogar disfuncional y en completa calma, porque por mutuo y sin decir palabra, habían decidido mantener las aguas de la superficie mansas. 

También en mi infancia hubo sinsabores, como la infranqueable rectitud de mi madre; y el creer que los hombres son la máxima creación de un dios omnipotente que los hizo a su imagen y semejanza; y al que cada día habría de rendirle cuentas; y culto.

De mi padre, esa supremacía heredada y reforzada, tanto por sus padres, como por mi madre era su orgullo. Como buen macho alfa, mi padre llevaba la batuta -o eso creía- pero desde atrás; y sin que se diera cuenta, los hilos los moví mi madre. 

Mi padre tenía sus aventuras, a veces eran las vecinas, otras más, una esposa afligida que el marido le ofrecía, mi madre se hacía de la vista gorda; y cuando parecía hundirse, se y nos decía con orgullo ¡Soy la esposa! 

Alcanzados mis catorce muy bien desarrollados años, mi madre no tardó en decirme -sin decir- “El hombre cuando va a casarse quiere una mujer pura. De estreno. No de segunda mano, ¡o de quinta! Que a nadie le gusta comerse las sobras que otro dejó en el plato.” Padre Jorge Loring. -Yo solo la escuchaba- a veces me enfadaba, otras maldecía por haber nacido niña, los más de los casos, solo me reía.

Tiempo después y con la madurez suficiente, se me atravesó una belleza morena que tenía unos ojos de encanto y una sonrisa de infierno, -cómo recordé a mi madre-, tenía un cuerpo que parecía esculpido por los propios dioses. 

En mis planes nunca estuvo casarme, no me interesaba llevar un matrimonio como el de ellos.
Definitivamente, tenía que probarlo y de paso descubrir si los hombres también pasaban a ser ''De segunda mano''.

viernes, 24 de marzo de 2023

Días en pausa

En mis fines de semana resumo lo acontecido de los días previos. Desde los más tranquilos a los más turbulentos. 
Sentada en el jardín, con el primer té de la mañana, puedo analizar en ese momento de pausa y mirando al horizonte -ese amplio terreno inundado de nogales y despoblado de gente- lo acontecido. 
Me doy cuenta de las cosas que necesitan mejorar; y lo que puedo hacer diferente para lograr un optimo resultado; y esto desencadene en días de menor tensión y mayores satisfacciones. 
Por ahora, es tiempo de disfrutar ese instante de unión con la tierra y el universo, con la infinitud, mientras bebo mi té y escucho con el corazón.

miércoles, 22 de marzo de 2023

Nada hay tan fuerte como lo que no ve nadie más que tú

Escuchando

Reptaba sensual, lo sentía pujante, afilado, la oscuridad en la habitación era casi total, solo el resplandor que provenía del televisor encendido y mudo lograba un juego de luces y sombras en su piel.

Tímidamente se abrió la puerta, -maldecí entre dientes la interrupción de mi amiga- Manolo estaba absorto en su/mi mundo, continuaba enroscado en mi cuerpo dándome todo de sí, sin percibir lo que sucedía a nuestro alrededor.

Miré sobre su hombro, la vi indecisa y curiosa, vestía vaporosa, de labios carnosos y aroma sutil. Él continuaba su empuje imperfecto humedeciendo mi sexo, hasta provocar mi derrota volviéndome líquida.

Lo abracé melosa y despojada de miedos, mordí su labio inferior hasta hacerle daño; y asegurándome que escuchaba con mucha atención le dije bajito. ¡Quiero que me cuentes todos tus detalles!. Me desenvolví de su cuerpo y guiándolo con la mirada, le señalé la silueta a contar luz de la puerta.


Entrar en un trío cuando se tiene baja autoestima, es el coctel perfecto para pasarlo mal.

lunes, 20 de marzo de 2023

¡Quédate a dormir!

Pasaban las veintidós horas cuando escuché un coche estacionarse, seguido de unos pasos escurridizos; y unos dóciles toquecillos en la ventana, omití el inconveniente y volví a centrar mi atención en la pantalla.

La insistencia se acompañó por una intensa e imparable vibración del móvil. Al darme cuenta de quién me estaba llamando me levanté presurosa.

— Amiga, ¿Qué sucede?
— Ay, amiga, discutimos con Marcos
Me quedé callada, obviamente iban a discutir, es su pretexto de cada fin de semana para irse a divertir... y tan válido.

— Anda, pasa, bebamos algo para que te relajes.

Pasó y en la estancia se quedó paralizada, al verla con su expresión de sorpresa la tomé de los hombros y la hice caminar a mi lado.

—Pero, pero, pero, ¡Amiga!, ¿Estás viendo porno?.
— ¡Estoy viendo porno!, tengo una cita, bueno, no propiamente una cita
— ¿Y por qué no esperas a que llegue y lo ven juntos?
— ¡Amiga!, solo entro en calor, ¿Por qué se piensa que las mujeres no vemos porno a solas?

Intentó partir, no quería arruinar la no-cita, pero, amiga es amiga; y más cuando está en problemas. La invité a pasar la noche, estaba a punto de cancelar mi compromiso y me convenció de no hacerlo.

— Está bien, si no te importan algunos sonidos nocturnos
— No, para nada, música para mis oídos
— Puedes participar -si quieres-

Media hora después llegó Manolo.

Preparación

Cuando me ha dicho, te ves hermosa, así, al natural, me siento satisfecha. La misión del maquillaje natural se ha cumplido.

Si alguna vez le dije, "Me puse lo primero que encontré", mentí. No intentaba parecer desesperada, o que pareciera que me había esmerado mucho en el arreglo, pero lo hice.

Sí, definitivamente, él me vulnera: y aun así, no me gusta sentirme vulnerable

Manolo llegará esta noche, no se lo he pedido pero desearía que venga depilado, o solo tendrá una parte del botín.

viernes, 17 de marzo de 2023

Soy

Nadie la llama por su nombre, ese nombre esfuerzo de su madre por definirla, extraído de alguna revista, radio o dramanovela del momento, ese nombre, romántico, vulgar y cotidiano. 

Que la lanzó a la vida con los ojos cerrados; y el corazón marchito; por aparentar en el pasado; y ante todos, con una sonrisa fingida, la emoción por un mensaje recibido, o la ira que nubla sus sentidos. 

Porque resulta hermoso ser políticamente correcto, por eso esconden detrás de su interior, la fealdad de los deseos reprimidos, convirtiéndose en rebaño, incapaces de cortar de raíz con la hipocresía. 

Pero si quieres verla más allá de las expectativas de una sociedad reprimida, asómate al balcón oscuro de su tiempo, donde existe en la libertad de los encajes; y las curvas del enigma, con un nombre diferente, que degusta el paladar y se escurre como seda entre la comisura de los labios. 

      Soy
          Maia