miércoles, 29 de noviembre de 2023

Gurrumino

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Recuerdo esas navidades en casa de mis padres. Mi madre se sentía experta en los gustos de sus hijos; y cuándo le preguntaban — María, ¿qué regalo le traerá Santa a tus hijos? — mi madre, orgullosa, siempre respondía — ¡Santa sabe! — ... ¡y Santa no sabía!, porque nunca atinó a uno solo de mis deseos -tampoco los de mis hermanos- pero se agradecían las buenas intenciones del despistado Santa

Hace años -muchos años- que no celebro estas fechas, siento que me he oxidado, pero en días pasados asistí a un mercadillo navideño. Reconozco que estando dentro de ese ambiente multicolor y envuelta en el barullo de la gente, se despertó en mí una pequeña, mínima, casi imperceptible gotita de deseo de hacer de estas últimas semanas algo diferente; ¿y esto por qué sucedió?.

En el recorrido me encontré a una pareja de antiguos amigos que no veía hace muchísimo tiempo -ni siquiera recuerdo si éramos amigos- traían entre sus brazos a un chiquitín que no dejaba de olfatearme; y lamerme; y empujar su pequeño cuerpecito hacia mis brazos... hice lo único que podía hacer ante tales muestras de afecto...

Gurrumino
Este año, Santa ha llegado con anticipación; y para evitar que vuelva a equivocarse, Gurruminito es mi autorregalo. 

¿Su dueña?, para nada, este chiquitín hace conmigo lo que quiere.

domingo, 26 de noviembre de 2023

Hubo un tiempo

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Me encontraba en los veintieternos -aún los tengo- cuando me di cuenta que todo tiene un principio, pero no siempre es el camino definitivo, porque ese principio se despliega en una basta red de sensaciones que a lo largo del camino van acumulando experiencias. 

Haría mi primer viaje sola, trescientos kilómetros completa y absolutamente sola, estaba radiante, todo el tiempo previo escuché la vocecilla de mi madre haciéndome indicaciones, ¡No levantes a nadie en el camino!... ¿levantar?, palabra extraña para referirse a las personas. 

Recién había iniciado el viaje y un apuesto hombre maduro estaba allí, detenido a la verita del camino, con un neumático tronado — No levantes a nadie  -recordé-, iba a continuar pero...

— ¿Puedo ayudarte?
— ¿Solo si sabes cambiar neumáticos?
— ¡Por supuesto!, es lo primero que aprendes antes de coger camino
— ¡No te creo!
— ¡Podemos hacerlo!, si quieres, pero no lo haré sola
— ¿Y si te pago?
— ¿Y si me voy? - lo pensó un momento; y cuando estaba por regresar a mi auto lo escuché decir
— ¡Es un trato!Le indiqué que sacara el repuesto, el gato, la cruceta, los triangulitos para evitar accidentes, se dobló las mangas y se encaminó a la parte trasera del vehículo
— No viene con repuesto -era un vehículo recién salido de la agencia-
— Debajo del tapetillo
— ¿Cómo sabes tanto?
— ¡Ya te lo he dicho!

Mi padre me había enseñado a aflojar las tuercas usando mi propio peso, pero lo tenía a él, un hombre fuerte y con una adorable barriga, pasó quizás una hora cuando terminamos; y quizás tres horas más en una dulce conversación, mi piel ardía por el sol del medio día. Al despedirnos quedamos en una cita al llegar a la ciudad, un poco más adelante vi su auto volcado en medio del camino, fue en el tiempo en el que algunos neumáticos salieron con defecto de fabricación.

Han pasado años, mientras tanto, voy vagando por el tiempo y el espacio, por las mentes y las pieles, buscando esa sensación primera del roce de su espíritu; y aunque han habido muchas, no puedo desprenderme de aquella que fue primeramente única.

Se llamaba Ernesto...

sábado, 25 de noviembre de 2023

Es un sentimiento pero ¿cómo definirlo?

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Música dedicada a un pequeño amigo ladronzuelo de cadenitas

Estar o no de acuerdo con Marcela es algo que se resuelve a puerta cerrada, aún así, mi apoyo incondicional siempre lo tiene, pero, engañar a Marcos con un tarro de mermelada de cerveza es tarea complicada cuando se es consciente que él, en su otra vida -unos quince años atrás- fue un chef reconocido, ¿y cómo hacer para que no sospeche?. Soy consciente que Marce y su marido están en una nueva etapa de sus vidas; y hay cambios; y estos se seguirán sucediendo con el correr de los días, aunque parece que ellos no se enteran.

Llegué puntual a la cena, llevaba entre mis manos una canasta de mimbre de frutas colgantes, dentro había algunos pequeños tarros de mermelada: vino tinto con frutos rojos, pimientos rojos, jalapeños, algunos de frutas y el de cerveza, también licores de crema: crema de mezcal; y mis preferidos, crema o licor de café y cola de mono -todos en porciones de cuarto o medio para mejor sanidad-.

Después de tocar escuché una voz masculina que indicó — Pasa, la puerta está abierta  y antes que pudiera echar mano al pestillo, ésta se abrió
— ¡Manolo!
— ¡Maia, querida!
— ¿Querida?
— Perdona, la costumbre. 
— ¿Costumbre?, pero si hace mucho que lo dejamos
— Hace mucho que ME dejaste; ¡y aún te extraño!  Se acercó y poniendo sus labios en mi mejilla; y ahí se quedó lo que pareció una eternidad — ¿Todo bien? — me escuché decir — ¡Por supuesto!, permíteme  y sujetó la canasta al tiempo que me ofrecía el pase.

Entramos en la cocina y detrás de la isla pude ver a Marcos concentrado en la preparación de la cena. Vestía una camisa blanca impecable -siempre me ha llamado la atención la pulcritud y el cuidado en el detalle en los hombres, en él- un par de dobleces en las mangas, un pequeño mandil negro colocado a la cintura -o cadera- y la destreza en sus manos al estar preparando su pasta casera al limón, todo vegano; y desde el podio me hace un guiño.

A veces se acerca a milímetros de mi rostro y me susurra — Es nuestro secreto, nadie tiene por qué enterarse  provocándome un escalofrío, esta situación viene repitiéndose por varios años, sea en pasta o cualquier platillo vegano que prepare... ¿y por qué me siento culpable?, como si estuviese traicionando a Marce al no comentar que, cuando estoy ahí, los platillos que prepara son veganos; ¿y por qué ella no se da cuenta que lo son?. 

Cenamos, charlamos y disfrutamos de la noche, -aún con la presencia de Manolo- Marcos preparó su tan acostumbrada y deliciosa charola de quesos y galletitas, perfectos acompañantes de mis conservas. -No comprendo por qué nadie se entera que todo eso es vegano, no lo sé, quizás porque Marcos es un excelente cocinero y de un platillo sencillo hace todo un arte-. 

Marcela con su tarro de mermelada de cerveza, galletitas y queso, Manolo de pimientos y jalapeño, también con galletitas y queso, Marcos y yo compartimos el licor cola de mono -es el único lácteo que consumo-.

En algún momento y después de vaciar casi medio tarro, Marce empezó a comportarse como si estuviera ebria, Marcos, desde su asiento al lado del mío estiró la mano, cogió el tarro y leyó la etiqueta y la miró con furia, Manolo y yo estábamos expectantes, sin saber cómo suavizar la situación.

Marcos se levantó violentamente y señalándola con el dedo índice la espetó — ¡Maldita sea, Marcela!, te prohibí que bebieras — y encaminándose hacia ella parecía que le pondría una mano encima, -un pasado desastroso se me vino encima- alcancé a tomarlo de la mano y solo pude balbucear — ¡Marcos, no hagas eso, no, por favor! — y a punto de las lágrimas se detuvo, quizás recordando mi pasado. 

Me abrazó tan fuerte, que casi me deja sin aliento — Maia, cariño, tranquila, todo es una representación, jamás prohibiría algo a una mujer; y mucho menos le pondría una mano encima —  sin salir de su abrazo susurré — ¿representación? — sí, pequeña. un juego que se le ha ocurrido a tu loca amiga  Maia, esta reunión con nuestros amigos ha sido para comunicarles nuestro divorcio — comentó Marce  ¡No puede ser!...

Y antes de partir Marce se acerca a mí y me susurra con una mirada extrañamente atenta  Maía, amiga, ¿te molestaría si Manolo y yo; ya sabes, empezáramos algo?  No, claro que no, ¿por qué me molestaría? — me apresuré a decir  ¡Súper bien!, no sabes el peso que me quitas de encima porque tenemos saliendo unos meses  Espera, ¿qué?  -moví un poco la cabeza, demasiada información para una noche me puso la cabeza al límite-. Preocupado por mí, Marcos sugirió dejar mi coche en su casa y se ofreció a llevarme, algo que agradecí...
   
—Maia, también me sorprendí cuando me lo dijo hace meses, solo esperábamos el nacimiento de Ninna para iniciar los trámites; tú y Manolo aún seguían, pero ella me dijo que estabas enterada — como sea; ya no importa — ¿Paramos por un whisky? -eché el asiento hacía atrás y me dejé llevar-...

Y lo que parecía una cena-rebeldía de Marce hacia su marido se convirtió en todo, menos eso... ¿y ahora, cómo definir lo que estoy sintiendo?...

jueves, 23 de noviembre de 2023

¿En estos tiempos?

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— Maia, ¡estoy molesta!, no, molesta es poco, ¡estoy furiosa!; y sigo quedándome corta
¿Qué ha pasado, Marce?
— Pues que el descerebrado de Marcos me ha prohibido beber
— Espera, ¿qué?
— Pues eso, que el muy hdp -en masculino, claro- se atreve a decirme lo que debo o no debo hacer
¿Quieres hablar?, porque no entiendo, me parece increíble que justo tú permitas algo tan absurdo; y no hablo de la bebida sino de una prohibición
— Como ya sabes, después de un chorro de semanas, el lunes dieron salida -por fin- a mi preciosa Ninna; y desde que ha llegado a casa, Marcos se ha puesto como un energúmeno
— Continúa
— Pues que me ha prohibido beber, no quiere siquiera que lo huela; y no conforme con eso, se ha guardado todas las botellas en su oficina, bajo llave
— Bueno, con una pequeña en casa, es normal que hagan cambios
¡No me jodas, Maia!, ¿por qué los cambios tienen que ser solo de parte mía?, no, ¡Marcos es un dictador! y no estoy dispuesta a permitírselo
¿Qué piensas hacer?, porque lo más claro es hablarlo sin rodeos, oye, por cierto, ¿segura que puedes beber?
— Maia, no estoy lactando, perdí esa oportunidad con todo el atiborro de medicamentos que me pusieron cuando estuve en la UCI, ¡no quiero beber!, es el hecho lo que me jode; y me calienta tanto, que estoy tentada a hacerlo delante suya; y para eso tú tienes que ayudarme
— Te escucho
¿Recuerdas cómo preparas esa deliciosa mermelada de cerveza?
— Sí, de hecho tengo unos tarros en la alacena, ¿por qué?
— Pasa en la noche a cenar; y lleva algunos de esos tarros
— Marce, ¿eres consciente que el alcohol se evapora con el hervor?
— Yo lo sé, pero Marcos no lo sabe
¡Por supuesto! -sonrisas cómplices

martes, 14 de noviembre de 2023

¿Por qué avanzar cuando puedes retroceder...?

— ¿Lo has hablado con tu madre?
— ¡No!, ¿cómo podría?
— De la misma forma que lo has hecho conmigo
— No quiero, no me atrevo, pensará que soy indigna de pertenecer a su familia
— Liz, ¿eres consciente que en algún momento se dará cuenta?
— ¡Sí!, solo necesito tu ayuda
—  ¿Cómo puedo ayudarte? 
— Cuando le dije me respondió que a él no iba a cargarle el muertito, que buscara a otro imbécil para eso; y que es mi culpa por no cuidarme, también me dijo que seguro ni siquiera yo sabía de quién es
— ¿Y te sorprende su respuesta? -se encogió de hombros-
— Hace tres semanas que está desaparecido; y el tiempo sigue corriendo 
— Liz, en este momento él es el menor de tus problemas, ¿Cómo puedo ayudarte?, ¿Qué quieres hacer?
— Hablé con Samuel, no le confirmé, solo le dije que tenía sospecha
— ¿Samuel?, ¡Recuérdame, por favor!
— Mi amigo de toda la vida, me pidió que me case con él, esté o no embarazada, dijo que él me hará valer, que él se hará cargo y lo va a querer como si fuera suyo, que nadie tiene que enterarse, que mejor que no lo sepan y así no se  burlarán de él por recoger a una mujer usada; y con un hijo de otro, dijo que podremos ser una familia feliz
— ¡Espera!, ¿Qué?, ¿Hablas de tu amigo el machista, el imbécil celoso/posesivo/obsesivo/narcisista/ególatra/manipulador y carente de respeto?
— Lo conociste en un mal momento, tía
— ¡No lo creo! ¿Por qué piensas que necesitas de un hombre para hacerte valer y salir adelante?; ¿y qué diantres significa recogerte? -volvió a encogerse de hombros-
— Son los hombres que me tocan, tía
— ¡No digas estupideces!, son los hombres que tú escoges, dime, ¿cómo puedo ayudarte?
— Acompáñame a la clínica, tía, quiero terminar con el problema; y rogar por un milagro para que en dos meses que me case ya esté embarazada de vuelta, pero con Samuel como padre; y que no se entere nadie de todo esto.
— Liz... ¿quieres interrumpir un embarazo para volver a embarazarte de otro imbécil?, ¿te estás escuchando?
— Es lo que quiero, tía
— Es tu derecho, te acompañaré si es tu deseo...

... a veces siento que como mujeres no damos pasos hacia adelante, todo lo contario. Hoy mi mente no da para un cierre coherente... 

viernes, 10 de noviembre de 2023

¿Sexo?

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Caminaba como lo hacen los hombres, con un aire de soltura y relajación. Me quedé observándolo mientras se acercaba, su mirada parecía atraerme a su aura, todo en él proyectaba seguridad, misterio, hermetismo, era una explosión de masculinidad a quien tenía delante. 

Le hice un movimiento con la mano invitándolo a sentarse, antes de hacerlo se inclinó hacía mí, extendió su mano, firme, templada; y sonrió. Su voz modulada y varonil emitió un saludo equilibrado, respondí intentando parecer serena, solté su mano y nuevamente lo invité a sentarse

— ¡Permítame! -me escuché decir
— ¡Adelante!, tómese el tiempo que necesite 

Me concentré en sus papeles, su nombre, sus posibles problemas de salud, nada, a ese hombre no le dolía nada, láser de diodo en ingles, pubis, la base del pene, el periné y la línea interglútea, su sexo... ¡por dios!, me sentí turbada. Él seguía mirándome expectante.

Lo observé detenidamente tratando de encontrar la mejor forma de encarar la situación, era un hombre alto, de cuerpo trabajado, pulcro, con un aroma riquísimo y con una coquetería tan natural y delicada, casi imperceptible, todo en él era exquisito. Me hizo recordar cuando, en alguna ocasión similar le comenté a mi madre que los hombres eran ingenuamente seductores; y ella respondió, "Maia, así los captas porque han tenido toda la vida para perfeccionarse en el arte de la seducción". 

Me sentía nerviosa, en la actualidad, donde cada día es un cambio y hay demasiada información para procesar, para adaptarse, situaciones así me sacan de balance

— ¿Sucede algo? -me hizo salir de mis pensamientos-
— Diría que sí, no quiero que se ofenda o se moleste pero tengo que hacerle una pregunta
— ¡Adelante!, ¿es algo grave?
— ¡No!, solo es importante
— La escucho
— Dígame algo, usted, en su naturaleza ¿nació mujer?
— ¡Jajajajaja!
— Lo siento, tenía que preguntar
— No se preocupe, ¡no, nací hombre; y sigo siéndolo!, pero ¿por qué de la pregunta? 
— En su papelería pusieron que es del sexo femenino, no sabía si este día había amanecido sintiéndose hombre
 ¡Jajajajaja!, no, no, sigo siendo el mismo; y sintiéndome igual... y chapadito a la antigua 
 Cabina tres, por favor, en un momento estoy con usted

Y es quizás que, con la multitud de géneros y sentires y orientaciones sexuales (37), la confusión es de los mayores embrollos que se han sucedido..

Café, té y barra libre para esta noche fría
¡Acompáñame!

domingo, 5 de noviembre de 2023

El largo recorrido entre la pregunta y la respuesta

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— Maia, cuando te reúnes con tus amigas, ¿ven porno?
Él sabe que cualquier pregunta que me haga tendrá una respuesta honesta, pero, a veces sus preguntas desencadenan un sin fin de pensamientos; ¿y cómo detenerlos?.

Recordé alguna reunión con Marce y Sara; y teniendo televisión por cable sin restricción para menores, no estoy segura cómo terminamos viendo una de tantas películas porno que se ofrecen. Sentadas en el cómodo sofá negro, Marce se encargaba de procurar que nuestras copas no estuvieran vacías, no es que se consuma mucho, lo que sucede es que las quedadas se alargan una eternidad que ni se siente, dos copas sería mi límite, de ellas; ya te digo...

Una de esas noches... ¿Por qué o para qué ven porno los hombres?, (generalizando) ellas creen que, quien lo hace, es porque está pensando o tiene deseos de llevarlo a la práctica.

¿Por qué ven porno las mujeres? (generalizando, nuevamente), el hombre tiene unos ojazos de infarto (también buen cuerpo), la chica tiene buen trasero, buen cuerpo, debatir si más-menos ropa, o de las zapatillas que nunca se quitan, la forma de los senos, lo plano de su vientre, el cabello, la mirada, el maquillaje, o la elasticidad que tienen sin romperse en esas posiciones extravagantes, ... y entre esas escenas quijotescas de los protagonistas...

— Estar en pareja tiene sus desventajas, a veces accedes a tener sexo sin querer en ese momento -decía Marce-
— Y en momentos así hay que cuidar bien lo que dices, no sea que se sienta herido en su sagrado ego -mencionó Sara-
Y ambas me miraron, como cediéndome el turno
— Bueno, chicas, si no se tienen deseo de intimidad -por el motivo que sea- con hablarlo es suficiente
— ¿Y qué pasa si se siente rechazado, Maia?, preguntó, Sara
— ¡Lo estás rechazando, Sara!, la forma en que lo haces y cómo lo haces marca la diferencia
— ¿Y qué sucede cuando tú tienes deseos, Maia y ellos no?
— Sarita, ellos siempre están dispuestos -mencionó Marce-
— Pero eso no es muy justo, ¿no?
— No lo es, por eso, asegúrate que las excusas sean por motivos honestos. Por ejemplo, el período no abarca solo los últimos días, eso solo es el final del proceso, ahora bien, ayudarían unos chocolatitos en la fase lútea (solo uno) que se es más propenso a la engorda, aunque también un poco en la fase folicular -dijo, Marce-

Y continuamos viendo las posiciones estrafalarias y escuchando los sonidos estridentes de los protagonistas 

Respondiendo la pregunta

— No, o bueno, sí, depende con quién, el momento, la situación, etc., con Marce lo hemos hecho de alguna forma, con Sara de otra; y con ambas, pues un reburujo.