domingo, 26 de noviembre de 2023

Hubo un tiempo

🎼 🎶

Me encontraba en los veintieternos -aún los tengo- cuando me di cuenta que todo tiene un principio, pero no siempre es el camino definitivo, porque ese principio se despliega en una basta red de sensaciones que a lo largo del camino van acumulando experiencias. 

Haría mi primer viaje sola, trescientos kilómetros completa y absolutamente sola, estaba radiante, todo el tiempo previo escuché la vocecilla de mi madre haciéndome indicaciones, ¡No levantes a nadie en el camino!... ¿levantar?, palabra extraña para referirse a las personas. 

Recién había iniciado el viaje y un apuesto hombre maduro estaba allí, detenido a la verita del camino, con un neumático tronado — No levantes a nadie  -recordé-, iba a continuar pero...

— ¿Puedo ayudarte?
— ¿Solo si sabes cambiar neumáticos?
— ¡Por supuesto!, es lo primero que aprendes antes de coger camino
— ¡No te creo!
— ¡Podemos hacerlo!, si quieres, pero no lo haré sola
— ¿Y si te pago?
— ¿Y si me voy? - lo pensó un momento; y cuando estaba por regresar a mi auto lo escuché decir
— ¡Es un trato!Le indiqué que sacara el repuesto, el gato, la cruceta, los triangulitos para evitar accidentes, se dobló las mangas y se encaminó a la parte trasera del vehículo
— No viene con repuesto -era un vehículo recién salido de la agencia-
— Debajo del tapetillo
— ¿Cómo sabes tanto?
— ¡Ya te lo he dicho!

Mi padre me había enseñado a aflojar las tuercas usando mi propio peso, pero lo tenía a él, un hombre fuerte y con una adorable barriga, pasó quizás una hora cuando terminamos; y quizás tres horas más en una dulce conversación, mi piel ardía por el sol del medio día. Al despedirnos quedamos en una cita al llegar a la ciudad, un poco más adelante vi su auto volcado en medio del camino, fue en el tiempo en el que algunos neumáticos salieron con defecto de fabricación.

Han pasado años, mientras tanto, voy vagando por el tiempo y el espacio, por las mentes y las pieles, buscando esa sensación primera del roce de su espíritu; y aunque han habido muchas, no puedo desprenderme de aquella que fue primeramente única.

Se llamaba Ernesto...

29 comentarios:

  1. Sabrán perdonar que haya cambiado la URL del blog; y disculpar los inconvenientes. Gracias

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  2. Un golpe terrible ver el coche fuera de la carretera, cuentas las historias que hasta duelen jeje. No he notado ningún cambio en la URL del blog. Abrazos

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    1. Sí, fue difícil de ver. Me alegro que solo fueran ideas mías, Ester. Hace un día precioso, espero que por allá también.

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  3. Hay personas que tienen un algo que las hace especiales, su recuerdo queda grabado por siempre en nuestro recuerdo y corazón.
    ¡Triste historia!
    Ha sido un placer visitarte y leerte.
    Cariños.
    Kasioles

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    1. "Kasioles" qué bonito nick. Justo así. Sí, es triste, sucedió hace ya muchos años pero se le recuerda. Un placer tu visita.

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  4. Quizás en otro tiempo, en otro mundo, en otra vida... lo encontrarás.

    Besos.

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    1. Quizás, y quizás aún no sepa cambiar un neumático. Otro para ti.

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  5. Una buena analogía de la vida, un viaje que hacemos solos encontrando diversas personas en el camino, y si alguna de ellas en alguna dulce conversación nos hace arder la piel, por qué dejarla pasar y no levantarla? A pesar de los consejos de mami. Las oportunidades se toman o se pierden. Ernesto jugaba baloncesto? Me gusta el blues que oigo de fondo, muy sugerente.

    Besos dulces Maia y dulce semana.

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    1. Bueno, el ardor en la piel fue por el sol. Sí hiciéramos un recuento de todas las personas que han pasado por nuestra vida, no terminaríamos de escribir, DUICE. Por seguridad, más, cuando viajas sola. Era alto pero no lo sé. Lo escuchaba anoche mientras escribía. Otro para a ti y que sea una buena semana.

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  6. Sabía que leyéndote iba a experimentar esas sensaciones que siempre crean en el lector tus relatos, Maia.
    Enhorabuena, no te canses nunca de escribir.

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    1. Te lo agradezco, Enrique; ya te lo he comentado en otras ocasiones, eres muy generoso en tus comentarios. Por aquí andaremos todavía. Bonita semana.

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  7. Todos hemos tenido un tiempo, incluso un tiempo dentro de otro tiempo, incluso un tiempo que retorna, incluso un tiempo que se reiventa. Los viejos nombres, los viejos rostros, las personalidades de individuos que conocimos forman parte no solo de nuestra memoria, sino de nuestra experiencia, y por lo tanto del bagaje que conforma nuestra propia manera de ser y de comportarnos.

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    1. Por supuesto, Fackel, historias de vida.

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  8. Una experiencia dura, tremendamente dura. La vida en algunas situaciones no es lógica. Un abrazo con aprecio. Carlos

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    1. Sí, a veces pienso, si no le hubiera ayudado, la grúa se hacía cargo, no sé. Otro para ti.

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  9. Me ha pasado que tu blog se ha convertido en una de esas islas que solo se ven en ocasiones, y pasan al imaginario como lugares mágicos. Si intento acceder me sale que no existe pero a través de otro blog en que has comentado he accedido a este rincón especial y mágico, algo parecido a Alicia que solo accede al Pais de las Maravillas por una conejera, o Narnia que se accede de forma mágica o tantos otros lugares a los que ahora tú perteneces como un sueño..... Debes llevar cuidado con los que no quieren mancharse la mano con la grasa del neumático y prefieren pagar a una mujer en lugar de agradecerle la ayuda. ¿barriga adorable? Eres una locuela sin duda. Un saludo

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    1. Eso ha sido culpa mía, Joaquín, cambié la URL, estaba experimentando porque no es lo mismo blogger de hace ocho o diez años a la actual; y creí que redireccionaría sola, veo que no fue así.
      Dijiste algo que me ha llevado a otro pasaje "Debes llevar cuidado con los que no quieren mancharse la mano con la grasa del neumático", me recordaste a alguien. Un saludo, Joaquín.

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    2. Muchas gracias por haberme dejado el enlace en comentarios, he actualizado mi lista de blogs amigos para que me salgan ahora sí tus nuevas entradas, si no llega a ser por el blog de María no te habría localizado. De verdad que tu relato es muy bueno con ese punto de dramatismo trágico del final que es un colofón que da que pensar sobre el destino. Me ha recordado el cuento El criado del rico mercader, de las mil y una noche. Hay destinos de los que no se puede escapar.

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    3. Gracias a ti por continuar, Joaquín. Ahora he pasado a tu blog para conocerlo desde el ordenador y sí, la vista es muy limitada desde el móvil, gracias por darte el tiempo de actualizar, me gustan tus visitas y me gustan tus comentarios, como el anterior en el que te hizo gracia la "barriga adorable". Buscaré el cuento que mencionas porque de eso hace tanto, debo refrescar mi memoria.

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  10. A mí lo que me parece adorable es que te resulte adorable una barriga. La de ese hombre fuerte llamado Ernesto.
    Todo el relato tiene una sutileza donde lo que no se dice pesa más que lo que se narra de lo más interesante. Es totalmente atmosférico. El sol, la soledad, el simple roce que activa sensaciones... Lo tiene todo sin mostrar abiertamente. Un saludo.
    Ya te tengo fichada de nuevo en mis blogs necesarios.

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    1. Una barriga masculina da mucho juego, Sergio, además, es tan acolchada y cálida, se siente bien descansar tu cabeza allí.
      Mi mente hace un resumen de lo acontecido y se publica solo eso, ahora, leyéndote, me haces sentir que has estado allí, observando lo que se queda dentro, quizás a eso es a lo que llaman, "leer entre líneas". Gracias por actualizar, también me pasé por tu blog para observarlo desde el ordenador. Saludos

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  11. An experience that was extremely difficult.

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  12. da la impresión de que aquel señor no estaba apto para conducir un coche, sino para que lo llevaran, o, en su defecto, utilizar el transporte público.

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    1. Tienes razón, DRACO, Ernesto -según me contó- tenía chofer pero estaba renovando su licencia y ese había sido un viaje repentino.

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  13. Bueeeno! ¡Qué bien que ya has vuelto! te agradezco mucho que me hayas dejado las llaves para poder entrar en tu confortable casa : ) En tu historia, como en la mía, recuerdas a tu padre -solo que el mío, que entendía de mecánica, era ingeniero industrial- jamás me enseñó a cambiar una rueda, de hecho aun hoy no sé, es más mi relación con las máquinas en general y la tecnología en particular es desastrosa, las odio y me odian...en tu historia, como dice SERGIO, es cierto, cuentas más en lo que no cuentas, que en lo que has escrito... la evocación de un encuentro fugaz que sin embargo te marcó o al menos perdura en tu memoria, con esa nostalgia que dejan los buenos recuerdos, aunque tuviera tan triste final..Te diré, que es una escena talmente al estilo de peli americana, me imagino una carretera recta y larga en medio de una zona casi desértica y allí vosotros dos : ) Un beso MAIA, me gusta leerte, mil gracias!

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    1. María, que Maia me disculpe por entrometerme en su blog, mi padre era mecánico, aun vive, ya muy mayor, y sí me enseñó a cambiar ruedas, más de una vez ese conocimiento me ha servido, aunque ahora no lo haría porque las ruedas y sus tornillos ya no son lo mismo.... Como te comenté en tu blog, es curioso cuando sin pretenderlo nuestros padres nos van modelando en cosas que ni imaginan....

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    2. Si no hubiese sido por Joaquín, no me entero que hice mal algo en el cambio, María. bueno, tu padre no te enseñó el cambio de neumáticos pero sí te introdujo al aprecio de la música. Mi padre quería que fuera capaz de no depender de lo que se consideraba "habilidades para los hombres". Algo hay en tu visión, María.

      Y Joaquín, estás en tu casa, nada hay que disculpar, al contrario. Los tornillos y tuercas ahora los ajustan con una máquina que ni con n peso extra pueden aflojarse, Joaquín.

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  14. No me molestó tu cambio de URL, llegué acá por tu perfil.

    Que molestas pueden ser tus circunstancias. En el caso que contás, la mala calidad de los neumáticos atentó contra tu fama de experta cambiadora.
    Besos.

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    1. Creo que el detalle fue que ellos tienen el blog en el desglosado, Demiurgo; y eso no actualizó, me parece.
      Sí, hubo muchas muertes por esos neumáticos defectuosos
      Otro para ti.

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Susúrrame al oído, que mi corazón te escucha