viernes, 8 de septiembre de 2023

No todo está escrito


Tenía la cita con el dentista a las seis. Sé que no respeta los tiempos y a veces lo uso a mi favor, llego antes y me pasa a consulta, si llego después me pasa a tiempo, sin problema. Me hizo unas preguntas, me revisó; y justo tocó en ese punto de quiebre donde el dolor regresó como por arte de magia, le pedí un momento para recuperarme. 

— Maia, no te quitaré los puntos hoy, sigues inflamada, te recetaré inyecciones y nos vemos la semana siguiente, mismo día y hora (asentí sin mirarle, aún hacía intentos por controlar el dolor). Me extendió una cajita con una única dosis y me dijo — sublingual, Maia, ahora se te pasa. Me extrañó ser tan obediente.

Ya recuperada subí al coche y conduje de regreso a casa, en alguna parte del camino una camioneta impactante, impresionante, ruda, fortísima y roja se detuvo a mi lado derecho, a la par de ventanilla, ¿qué sucede con este sujeto?, pensé, ¿cómo se le ocurre? volví a pensar, avanzaba un poco y él hacía lo mismo, moví las manos preguntando ¿qué te pasa?, el semáforo cambió a verde y di vuelta a la izquierda; y esperé en medio para poder continuar. En ese momento volvió la camioneta a emparejarse conmigo nuevamente del lado derecho, ventanilla con ventanilla, imposibilitándome tener visión para el acceso, mi nivel de enfado estaba unos grados más arriba y resignada me dispuse a esperar el cambio de luz para poder pasar.

La camioneta roja chulísima avanzó y se quedó en medio del camino, imposibilitando el flujo de los autos, sacó su mano, gruesa, venosa y me indicó que avanzara, mi compacto auto pudo avanzar seguro con esa enorme mole que podía detener cualquier choque.

Sí... definitivamente, enterneció mi corazón. 

Acompáñame...
¿Té?
¿Café?
¿Vino?


(Para entrar en el contexto de la situación hay que hacer un poquito de introducción de las reglas no escritas de conducción que se suceden en la ciudad.
Ningún conductor, nadie en su sano juicio detendría su auto en un semáforo ventana con ventana del coche vecino, ¿qué sucede?, pues que las personas lo ven como una agresión que en otros tiempos desencadenaba en actos violentos, esto originó que jamás pongas en paralelo dos ventanillas, mas adelante, mas atrás, pero nunca posicionados igual).
(Hay calles donde puedes dar vuelta a la izquierda en verde y sin flecha, pero tienes que esperar en medio porque vienen autos en la otra dirección; y en la primera oportunidad sigues avanzando)

31 comentarios:

  1. Ni en las sociedades más reglamentadas está todo escrito; las reglas de la cortesía y las de la seguridad en ocasiones se confunden; conducir (o conducirse) porque no solo es cuestión de vehículo, implica estar en guardia; los gestos de condescendencia debemos distinguirlos de las miradas aparentes, turbias o cameladoras, que parece querer intervenir en la vida de uno; la conducción es una prolongación de nuestros instintos, conviene sujetarlos en esa tesitura; conocer los instintos es tema de ese y otros territorios; las dosis de enternecimiento, como las monodosis oculares, alivian;

    no sé si son meras reflexiones, pero no se tomen como consejos, que cada cual es muy mayor

    respecto a lo que ofreces para tomar...me quedo pensando a ver qué me puede sentar mejor o dar más satisfacción a estas horas

    (lamento la dolencia y su tratamiento, seguro que progresas)

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    1. Una mirada puede cambiar la situación, para bien o no tan bien, pero cuando la desventaja en alturas es grande (auto en comparación con camioneta), eso no se ve. Lo que es seguro que la educación vial nos hace un poco más armónico todo.

      Bebe lo que gustes, las tazas o vasos siempre estan servidos, calientes o fríos, según apetezcas.
      Gracias, vamos mejorando.

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  2. Soy un ignorante hasta de las reglas de conducción de por aquí así que me han fascinado esas aclaraciones. Son como la demostración de que la mirada del otro es tan intrusiva como su propio cuerpo, que molesta tanto como un contacto o casi. Un asunto más instintivo que racional.
    En las discotecas las reyertas comienzan con una mirada también.

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    1. Lo defines bien, más instinto que razonamiento.
      Las miradas... según sea el lugar y el momento, Sergio.

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  3. Sorprendente, "¿Té? ¿Café? ¿Vino?"
    Los tres, cada uno en su justa hora, antes y/o después.
    Relato singular, como tú eres.
    Feliz sábado noche.

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    1. Todo servido según qué momento, Enrique.
      Feliz noche.

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  4. Obediente al fin y al cabo, aunque me hace sonreír la descripción de la camioneta y sobre todo de la mano que se asomam reveladora. Mi elección ya la sabes.

    Besos dulces Maia y dulce fin de semana.

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    1. (Se me había escondido tu comentario).
      La camioneta era bonita; y tanto, que me distrajo de enfadarme más. La mano también lo era, ese hombre debería ser modelo de manos. No sé tu elección, tendrás que decirme. Buenas noches, DUICE.

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    2. Es que soy travieso ;) Te...

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    3. Si, tan travieso que me escondiste tu comentario.
      ¿Te...?

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    4. Vale, ... me ;)

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    5. ¿Té?
      Si es así; ya lo tienes servido y caliente, disfrútalo.

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  5. Me gusto el relato. Te mando un beso.

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  6. Me gusto el relato. Te mando un beso.

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  7. Interesante lo que contaste y didáctica tu explicación.
    Espero que se te vaya solucionando la cuestión dental.
    Besos.

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  8. si fueras hombre no haría tanto aspaviento. el tipo está tan orgulloso de su camioneta que le gusta llamar la atención con ella como si le mostrara un pene de más de 20 cm a una mujer para impactarla.

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    1. Me hiciste recordar una conversación con Sara de anoche. Traía un sostén de media copa y mencionó que le encantaba usar sostenes, que incluso a veces se ponía doble, el de varilla y uno sport encima, por qué haces eso, le pregunté, respondió que le gustan mucho, pero mujer, dos?, si, los amo, le dije que me cansan, que no veo la hora de sacarlos, que duele la espalda, los hombros, me gustan los días en que mo los uso, le dije. "Discúlpanos a las que tenemos poco, Maia, no todas fuimos bendecidas". Como si fuera algo pata presumir la medida del busto, pues así los hombres, ¿No?.

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    2. me gustó tu explicación. es como si los hombres al ver que una mujer se nos acercara en la calle al caminar, tratáramos de mantener el pene erecto a voluntad, esperando que al verlo, la mujer pasase su lengua entre los labios relamiéndose del gusto, jajaja.

      es de noche, ya son las once y once, un café estaría bien, por favor.

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    3. Bueno, la imagen mental que has colocado no tiene desperdicio.
      Café listo para ti, DRACO, disfrútalo.
      (Y gracias por el seguimiento a los comentarios)

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  9. El relato esta genial pero como te van diciendo todos tu explicación nos ayuda a visualizar una situación y hasta imaginar la camioneta. Un abrazo

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    1. Trato de pensar que lo común, no lo es tanto, por eso los adentro abriendo un poco el escenario para anticipar dudas, Ester. Otro para ti.

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  10. saber escribir es un arte que se aprende tomando clases en escuelas

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  11. Maia, yo creo que deberías comprarte una camioneta impactante, impresionante, ruda, fortísima y roja, como la del hombre que te protegió. Así serías tú la reina de los cambios de dirección :)
    Un abrazo.

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    1. Ay, diego, qué te digo...
      Ya tuve por muchos años esa sensación de (falso) poder, simplifiqué mi vida y mis gustos, ahora prefiero los coches pequeños (di hubiera uni de bolsillo lo compraría, o como el del Inspección Ardilla, que de plegaba. Otro para ti.

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  12. Cuando conduces hay muchas reglas no escritas, como la de dar gracias a quien te deja pasar aun cuando tienes derecho. El conductor de ese vehículo sin embargo muestra una forma de conducir inquietante, no es ternura lo que me produce, pero tú eras quien estaba allí y no yo. Sara parece que tienes historias propias que seguro nos contarás. Un saludo

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    1. Sí, Joaquín, detrás se ve claramente al macho prepotente y temerario que hace de todo por impresionar; y al pasar lo único que llama tu atención es la camioneta, porque era bonita, estaba bien cuidada, limpia, pero al sujeto si lo veo caminando, no lo recuerdo. Sara tiene lo suyo; ya lo contaré. Un saludo, Joaquín.

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  13. Romper las reglas no escritas puede llevarte a una cama, ahora bien, puede ser la de un hotel o de un hospital :)

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    1. Empecemos por un cafe, Beauséant, que lo otro es acelerar sin freno.

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Susúrrame al oído, que mi corazón te escucha