jueves, 29 de junio de 2023
Porque la memoria hizo su tarea
lunes, 26 de junio de 2023
Un día a la vez
jueves, 22 de junio de 2023
Yo y mis fragilidades
martes, 20 de junio de 2023
Hablemos de recuerdos
¿Cuál es el platillo reconfortante que tu madre te preparaba cuando eras una cría?, preguntó Tere.
Marcela habló primero: Mamá Refugio me preparaba sopita de papa cuando estaba triste, cuando reprobaba, cuando cortaba con algún noviecillo... Y extrañamente me la preparó la mañana que me casé.
Tere continuó: Mamá Virginia me preparaba sopita de col, en mi época mala llegó a prepararla tanto que terminé por aborrecerla.
En ese momento nos interrumpieron esos elementos perfectos de la creación, sí, esos que parecen haber sido esculpidos a mano alzada por un ser superior (amigos de Marcela). -Venga, que la cosa aquí está aburrida, vayamos a otro lugar...
Eran tres, uno de ellos, el más joven pasaba los cuarenta, los otros ya superaban los cincuenta, bebían cerveza y hablaban mucho.
Marcela los interrumpió... - Estábamos en un debate de importancia mundial, ¿se quieren unir?, -venga. Los puso al corriente y empezaron a hablar.
El más joven dijo que su madre le preparaba chocolate caliente y una hogaza de pan de masa madre que untaba con mantequilla casera.
Uno de los mayores mencionó que le preparaban sándwich de pavo con una rebanada extra bañada con gravy que ponía en el interior, justo entre las dos capas de pavo.
El último se quedó pensando, al final no supo qué decir, su madre siempre le preparaba una variedad de platillos estuviera o no pasando por situaciones complicadas.
- Sigues, Maia...
- Pimientos rellenos y coditos blancos... Ella les llamaba ''coditos de cielo''.
Al final del día todos teníamos una sensación mezcla de ternura y tristeza, la aparición de un amago de sonrisa lo demostraba.
Y ahora frente al ordenador me pregunto,
¿Cuál es el platillo reconfortante que te preparaban?.
domingo, 18 de junio de 2023
¡Hablemos!
viernes, 16 de junio de 2023
En los límites
miércoles, 14 de junio de 2023
El día después
domingo, 11 de junio de 2023
Polvo bajo la alfombra
viernes, 9 de junio de 2023
El innombrable
Este fin de semana coincidimos en una reunión con Manolo, es lo que sucede al tener amigos en común, sabía que en algún momento pasaría pero no esperaba que fuera tan pronto. Sentí su mirada y empecé a ignorarlo, (aprovechar esa capacidad femenina de una visión más amplia me ayudó mucho), cuando veía que se acercaba, me retiraba, este juego absurdo del gato y el ratón me agotó en los primeros momentos y dejé que fluyeran las cosas de forma natural.
Marcela se acercó en determinado momento y me advirtió de su presencia, me dijo que lo veía más delgado y demacrado, que se veía en todo su aspecto una cierta tristeza, no dije nada, me quedé pensando, ¿por qué siempre intentamos justificar a los hombres creyendo que su aspecto nos indica que lo están pasando mal cuando es probable que ya hayan pasado página?, es absurdo.
Me dediqué a disfrutar de la compañía, el buen vino y el show que se estaba desarrollando, en algún momento lo tenía detrás, susurrándome al oído, sentí el calor de su aliento al hablarme bajito y una repentina frialdad me envolvió totalmente, me di la vuelta y quedé frente a él.
-Me gustan tus ojos, Maia, me sigue gustando tu mirada-, esperaba una respuesta que no llegó y volvió a insistir, -Cariño, extraño tus buenos días- no pude evitar una tenue sonrisa, -Extrañas todo de mí, Manolo-, -también es cierto. Me di la vuelta y seguí disfrutando del espectáculo...