domingo, 18 de junio de 2023

¡Hablemos!

- Tengo dudas
- Te escucho
- Estoy tratando de tomar una decisión, la mejor decisión para todos, sin apresurarme, ni equivocarme.
- Lo harás bien
- Quizás solo necesito un pequeño empujoncito, Maia.

Me quedé observando el entorno, una estrecha y redonda mesa para dos, tan compacta que al estar tan cerca de Miguel sentía que escuchaba sus más oscuros pensamientos... ¿Y por qué le gusta este lugar?, ¡es tan masculino!.

Un restaurante enfocado en los deportes, principalmente el soccer, negro en su totalidad, solo una franja a media altura con dibujos de balones, en la parte superior enmarcadas las camisetas autografiadas de jugadores quizás famosos, al fondo una barra y detrás la puerta que da paso a la cocina; con ese olor inconfundible a grasa quemándose... Al lado las escaleras que llevan al segundo nivel, el piso es de lámina negra con remaches que crujen al subir, haciéndote sentir que pesas una tonelada. La mesa que escogimos está pegada al cristal que funge de pared de aproximadamente un metro y sostiene de no caer al abismo, el resto de las mesas es para seis personas, al centro se encuentra el bar; y adornando dos de sus paredes ocho pantallas, todas sincronizadas en fútbol soccer.

- Puedo ayudarte con eso (su rostro mostró desconcierto), - con el empujoncito que necesitas, Miguel, ¿Te parece suficiente altura?, señalándole con la mirada los cuatro metros de caída al primer piso. Una estruendosa carcajada salió de su pecho.

Una mesera que apenas alcanzaba la mayoría de edad se acercó para atendernos, Miguel sabía lo que quería, (lo que todos los que van a ese restaurante), la especialidad de la casa, Boneless bañados en alguna de sus salsas de fruta con picante y cerveza de botella; yo seguía indecisa, por ahí en un rincón del menú me encontré con una ensalada tropical; y sí, acompañada con cerveza...

Casi una hora después asomé por el cristal y vi al chef que venía subiendo la charola, de un lado traía una canastita con los boneless y del otro un enorme plato rectangular de aproximadamente cuarenta centímetros y sí, era la ensalada, personalmente nos atendió y se ofreció a vaciar mi cerveza en un pesado tarro; y ponerle hielo... la ensalada era incomible, productos congelados y con sabor a rancio, pero al ver la carita del chef que se quedó cerca para atendernos me sentí comprometida a picarla, él, cada tanto se acercaba a preguntarme si agregaba más ingredientes al enorme plato de ensalada.

Miguel se sintió perturbado por la atención personalizada del chef y prefirió dejar la conversación para otro momento, se ofreció a acompañarme al coche y pidió la cuenta.
- Yo invito
- Ok, ok, no tengo ningún problema con esas cosas del empoderamiento femenino mientras quedes debajo de mi cuerpo, el mejor lugar para disfrutar de la mujer ¿quieres probar?...
- Adelántate, Miguel, ¡me hago cargo!, pésimo tu comentario.

El chef se acercó abrió el folder, me entregó el ticket y una mentita - Señorita, cortesía de la casa, me permite acompañarla hasta su coche.

Pero eso es otra historia...

22 comentarios:

  1. Un tipo clásico, Miguel. Lo digo por lo de la postura tan conocida, tan clásica...

    ResponderBorrar
  2. El chef parece más agradable, no?

    ResponderBorrar
  3. No sabes cómo te comprendo, Maia. Quizás algún día aclare y/o extienda este comentario.
    Magnífico.
    Disculpa, no ando muy bien de salud.
    Un abrazo.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Enrique, se te aprecia, espero te recuperes pronto. Un abrazo.

      Borrar
  4. Hay por lo menos dos cuestiones.

    Mucha ambientación, que a mi me hubiera causado indiferencia o aburrimiento, una muy joven mesera (moza, camarera). Pero la ensalada era incomible según tu opinión, no hay razones para desconfiar de vos. Y el chef se quedó viéndote, así que la tuviste que probar para que no se ofendiera.

    Cuanto interés en acompañarte al auto. Parece que Miguel iba bien pero dio un notorio traspie.

    Me intriga como seguirá.
    Besos.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. La ensalada era de esas mezclas campiranas que venden en los supermercados con la indicación que no es necesario lavarlas, pero vaya que lo es; y como estan embolsadas y con fecha generosa de caducidad, se vuelven incomibles, o es que a mí no me sientan bien los congelados, aparte que me puso toda la bolsa en un enorme plato.
      Sí, Miguel tuvo un desatino. Otro para ti.

      Borrar
  5. Hay muchos migueles en la vida, personas que lo hacen casi todo bien, pero nunca llegan ;)

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Pasa que en el margen de "casi" la caída es honda !)

      Borrar
  6. Qué observadora eres Maia, cuanto detalle del sitio. Y como la temática era de soccer, quién ganó? Miguel o el Chef? Por cierto de mentitas, conozco un uso placentero para ellas ;)

    Besos dulces Maia y dulce semana.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. ¿Qué ganó?, Lo primero. El uso que quieras darle solo disfrútalo.

      Borrar
    2. No, quién ganó? y pensé que serías más curiosa, sobre todo habiendo experimentado con sabores ;)

      Borrar
    3. Por eso, ¿ganó qué?, no importa quién, importa qué ganó. Soy curiosa pero no tanto.

      Borrar
    4. Creo que el premio estaba claro chica curiosa, otra cosa era que alguno fuera merecedor.

      Otro para ti, un beso dulce obviamente ;)

      Borrar
    5. O tu eres muy ambiguo o yo muy parca.

      Borrar
  7. el comentario final de miguel fue un farol -como se dice- a ver si aceptabas o no tal invitación.

    es como decir: "si no le digo nada, nada va a ocurrir; pero si se lo menciono, al menos tengo el 50% de posibilidades de que aquello ocurra si es que está de humor como para aceptar."

    que tengas un feliz martes.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Su comentario fue un desatino, no sé si le ha funcionado pero lo dudo. Feliz día (o noche).

      Borrar
  8. Me gusta la descripción que has hecho del lugar, lo he podido visualizar y hasta caminar contigo al subir las escaleras.
    Creo que Miguel no te conoce mucho, ¿no?
    Abrazo

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Es que n buen lugar para ir en grupo; y más cuando hay juegos.

      Borrar
  9. Pero comer ¿se comió? Porque probar no se probó. No pido la dirección del establecimiento: esperar una hora para comer no es de mi agrado.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Miguel comió; yo estaba mareando la comida; y sí, el tiempo de espera fue eterno. Haces bien, hay muchos lugares que sí valen la pena y hay buena atención.

      Borrar

Susúrrame al oído, que mi corazón te escucha