— Amiga, tengo que contarte algo
— Dime, Saraí
— Paso por ti y vamos a tomar, mmm, lo que sea y a donde quieras ir que no te haga daño (no quiero que me reprendan tus otros amigos)
— Ja, vale, ¿a qué hora vienes?
— Lo que tardo en llegar, Maia
Viniendo de, Saraí, "lo que tardo en llegar" es ambiguo porque quince kilómetros puede hacerlos en media hora, una hora o más. Me acomodé en el sofá, encendí las cámaras y esperé mientras escribía y veía algunos vídeos.
Casi una hora después llegó un pequeño cochecito que hacía mil intentos por estacionarse frente a la plaza, era un espacio donde cabían más de tres vehículos, se emparejaba, luego de reversa, volvía a salir, otra vez a entrar y así se sucedió por largo tiempo. Sentada en el sofá yo estaba estresada porque el conductor no lograba acomodarlo, desistió en su intento y se marchó regresándome la calma.
Minutos después retornó y volvió a hacer lo mismo con igual resultado. Nuevamente se fue; y está vez, al llegar se colocó en doble fila al lado del único auto que estaba estacionado. En ese momento llamó, Saraí.
— Amiga, ¿puedes salir?, no logro estacionarme, que no hay espacio
— ¿Eres la del cochecito?
— ¡Siiii!, esa era la noticia, ¡lo compré!
Estar frente a esa miniatura de dos puestos me hacía sentir inmensa
— Saraí, necesitas acomodarlo que te van a infraccionar
— Lo sé, pero no sabía que era tan difícil manejar un auto tan pequeño
— ¿Qué marca es esta cosita?
— A saber... pero tiene cuatro ruedas
— Ja, seguro; y un volante
— No olvidemos el volante, ¿nos vamos amiga?
— Vamos, que este cochecito no puede andar de noche
— ¿Por qué?
— Aún le falta crecer
— Jaja, eres mala, Maia
Ya en el atropellado trayecto...
— ¿Y tú camioneta, Saraí?
— La vendí
— ¿Y cómo vas a recoger y regresar a las mascotas?
— Mmm, no lo pensé
— ¿Y dónde colocarás a tus hijos?
— Tampoco lo pensé
— Es lindo el llaverito
— Jaja, es divertido el juguetito, Maia
¡Acompáñame!
Té, Café, Limonada y lo que apetezcas en la mesita de arrimo.
Me has hecho reir, eso de comprar sin prestar atención lo he hecho alguna vez, pero repitiendo zapatos, comprando un abrigo dos tallas más pero muy barato. Un abrazuco
ResponderBorrarTu amiga
ResponderBorrarSarai , es
un caso .
Historias para acompañar el té de madrugada...
ResponderBorrarOtra "Sarai" aparcó el coche en el lado de la acera de enfrente delante de mi ventana hace 4 días. Su vntanilla, cerrada, daba a dicha acera. La ventanilla del acompañante, totalmente bajado el cristal, daba a la carretera.
Bajé por ver si tenía mando manual para subirlo... No! Llamé a la policía local por si localizaban al conductor... Tampoco.
Ayer al mediodía vi que ya habían subido el cristal.
Si bien no diluvió esos días, sí que estuvo lloviendo algo.
El coche, pequeño, tipo "Sarai", humedecido!
Abrazos Maia.
Pareciera que es más entretenido mirar por las cámaras a Sarai tratar de estacionarse que alguna peli y son pocas las mujeres que prefieren lo pequeño, muchas van en esas camionetas enormes donde apenas se les ve la cabeza. Bueno, habrá querido darse un gusto tu amiga. Esta noche me apetece ... te lo digo al oído.
ResponderBorrarBesos dulces Maia,