A veces nos sentimos tan seguros con alguien que creemos que la amistad, -con sus altos y bajos- es inquebrantable -lo sigo pensando-. Pero, esas charlas que se suceden frente a una fogata y derivan en confesiones son un verdadero desafío.
— Traía un vestido de un verde indefinido que se ceñía a su cintura y se extendía rodeando sus caderas, una prenda femenina -casi- discreta, se inclinó de tal manera, que su grupa quedó al filo de mi mirada. Sentado desde donde estaba tuve una visión perfecta, más allá de su bikini de encaje blanco
— ¿Quién llevaba el bikini, Marcos?
— Ella; y lo portaba muy bien. Fue el escenario perfecto para una imaginación demoledora
— ¿Por qué fue demoledora?
— Porque era la mujer de mi amigo y no podía tener pensamientos con ella, pero los tuve
— ¿Hace cuánto pasó eso?
— ¿Importa?
— Por supuesto, si aún estabas conmigo es una traición
— Marcela, estando conmigo te involucrarte con, Manolo, entonces no, no importa
Marce no dejaba de mirarme, se encogió de hombros, tenía el ceño fruncido y le saltaba esa vena en la frente que delataba lo molesta que se encontraba
— Eso es distinto, Marcos
— ¿Lo es?, solo es/somos agua pasada, Marcela
Las confesiones cesaron y los amigos nos dispersamos, la brisa era refrescante, estaba a punto de llover y los relámpagos rompían la oscuridad encima nuestra, de la fogata solo algunas brasas persistía en su empeño por mantenerse. Apartada de todos observaba la escena cuando, Manolo se acercó.
— Maia; yo estaba sentado al lado de, Marcos y también tuve esa visión; y no puedo estar más de acuerdo con él, pero reconozco que, saber de su intención me ha dejado perplejo.
El horizonte seguía proyectando esos hilos de luz; y en momentos lograba distinguir la vastedad del mar...
Pasé algunas semanas vacacionando en distintos lugares, los últimos días nos reunimos en una playa cercana . El día después de nuestro regreso hubo un desborde e inundación, que una vez más nos confirma, que somos tan pequeños y nuestras situaciones tan insignificantes para la naturaleza.
¿Retomamos?
Té, café o lo que apetezcas...
No me sorprende lo que relatas, menos aún cuando la escena es tan provocativa y deja tanto al descubierto. Nadie podría ser indiferente. Que las vacaciones hayan sido provechosas a pesar de esas inundaciones. Un te... por favor.
ResponderBorrarBesos dulces Maia y dulce semana.
Fueron agradables de principio a fin, DUICE. Té para ambos.
BorrarMás te ...?
BorrarY más besos dulces Maia, ten una dulce semana.
y, ¿desde cuándo es una traición que un hombre tenga pensamientos lascivos ante una situación así?
ResponderBorrarcafé, por favor.
El que/ la que esté libre de pensamientos y deseos impuros (al decir de los curas en otro tiempo) que tire la primera piedra (ellos eran también de pensamientos lascivos, ya ves) Habría mucho que hablar del tema o acaso no, los pensamientos suelen ser fugaces. ¿Y si no lo son y perduran? Ah, dirá alguien, mientras solo sean pensamientos...
BorrarEn mi caso té, verde para más señas.
BorrarNo creo que suponga traición alguna el que un hombre o mujer tenga pensamientos de "interés" hacia otra persona... :))))))
Jean.
BorrarVeo profundidad en tus palabras... (He ojeado tu blog y sí la hay)
Pero luego derivas la cosa aquí hacia el "pero sí, pero no"....
No voy a negar que la mañana se pone interesante. :)))))
Veo dinamismo en una pregunta, entonces. Café y té verde por supuesto, doble para ti, Ernesto.
BorrarWaaaoooo...
ResponderBorrarLa bienaparecida...
Y su desconcertante té, café o toma lo que gustes...
Abrazos Maia.
Retomando, Ernesto; y ya sabes, tu té verde doble siempre caliente.
BorrarAbrazo, Ernesto
Pensamiento y deseos, por supuesto.
ResponderBorrarPor supuesto, Jean
Borraryo café si es posible..... Me gusta, creo que pasado un tiempo las cosas hay que desdramatizarlas. Hay un viejo y sabio refrán que dice "lo que han de comer los gusanos que los disfruten los cristianos". La belleza femenina (quizá la masculina también pero salvo en el cine apenas la aprecio) se caracteriza por su generosidad, se da sin pedir nada a cambio excepto respeto.. y el respeto es gratis. Admirarla es un deber de bien nacido, no comentarla en demasía o hacerlo con elegancia es otro deber.... pero la imaginación es libre; no puede haber mayor tiranía que la que aspira a suprimir la imaginación.
ResponderBorrarCafé para ambos, Joaquín. Debemos poder hablar cualquier tema siempre que sea con respeto, como has mencionado, sin dramas o enfados.
BorrarA la imaginación hay que cederle el paso y que fluya o desborde, es lo más sano.
Hay personas que no entienden que el terreno de los pensamientos es el único sitio verdaderamente libre que nos queda. Marcela debe ser una de ellas. Un caso perdido, sin duda.
ResponderBorrarEn esas reuniones capaces de despertar pasiones nuestras mejores amigas o esposas, la libido no deja quietud alguna que incomoda y hasta logra confesiones nunca pensadas. Un abrazo. Carlos
ResponderBorrarSi lo que pensamos lo pudieran leer los demás... uffffffff
ResponderBorrarNo hay nada inquebrantable.
Por desgracia ya lo verás... es cuestión de tiempo.
Besos.
Los actos pueden ser cuestionables, elogiables, inevitables.
ResponderBorrarPero los pensamientos son algo para no contenerse, para desplegar la fantasía, para apreciar la belleza femenina. Son como una realidad virtual natural.
Se da con las conductoras, modelos, actrices, que aparecen en los medios. Y por lo tanto, más con las bellas mujeres que están tan cerca.
Yo no contengo los pensamientos.
Es curioso que Marcela no lo haya entendido, cuando ella dio rienda libre a sus actos.
Para mí, un té. Besos.
Té. De hecho te leo tomándome uno.
ResponderBorrarAunque se diga e intente lo contrario, hombres y mujeres difícilmente lleguemos a entendernos al 100%, la confusión persistirá por y para siempre.
ResponderBorrarSaludos,
J.
¡Cuántas parejas se han roto por este tipo de cuestiones...! Pero no pasa nada, es ley de vida, pasó, pasa y seguirá pasando. Afortunadamente, pienso.
ResponderBorrarUn abrazo, Maia.