jueves, 30 de mayo de 2024

SĂ­, lo reconozco, a veces soy una pesadilla...



Fragmento de la malicia en la mujer
-La Catedral del Mar-


Como lo he mencionado en algunas ocasiones, mi madre decĂ­a y estaba firme en su creencia que las mujeres somos prácticamente la encarnaciĂłn del mal; y cuando lleguĂ© a confrontarla preguntándole â€” Ma, pero tienes tres hijas, Âżsomos malas?, ella respondĂ­a tajante que no, que sus hijas no lo eran precisamente por ser sus hijas. Al ver su rostro y esa mirada domadora preferĂ­a callar y no ahondar en el tema. Todo esto lo vine escuchando el tiempo que vivimos juntas -que no fue tanto, pero como si lo fuera-. La mujer envuelve y hace pecar al hombre, lo lleva por el mal camino, lo hace dudar, se mete en su mente y lo obliga a hacer cosas que al hombre no se le hubiese ocurrido... y asĂ­ innumerables frases tan aprendidas a lo largo del tiempo. 

Cuando mi hermano mayor se quiso divorciar de su mujer despuĂ©s de siete años; y ya habiendo puesto toda la situaciĂłn sobre la mesa a mis padres y los de ella, dos meses despuĂ©s, nos dio la noticia que ella estaba embarazada por tercera ocasiĂłn â€” ¡QuĂ© diantres! -le cuestionĂ©- ÂżcĂłmo dices no soportarse y la embarazas?, mi madre de inmediato saliĂł en su defensa argumentando que ella habĂ­a embaucado a ese pobre e indefenso angelito para evitar el divorcio â€” ÂżAcaso te puso un arma para obligarte? â€” ¡Basta, Maia, es hombre!, la mujer se controla, el hombre no. Cuando decĂ­a ¡Hombre! parecĂ­a que hablaba de una divinidad...

Saqué el móvil cuando sentí la vibración de un nuevo mensaje; y antes que pudiera leerlo levanté la vista... Innombrable se quedó mirándome con sus ojos al acecho.

—¿Celosa, Maia? -no pude evitar reĂ­r internamente, en el exterior mi rostro parecĂ­a inmutable-
— ¿De tu quinceañera?
— De que pueda al fin desprenderme de ti, de tu yugo; y de haber conocido a alguien que te supera; ¡y por mucho!. Puedo asegurar que me he exorcizado de tu falta de querer. Ahora es que veo que eres todo lo opuesto a lo que cualquier hombre puede desear ÂˇOh, cariño, me has perdido!; y Maia, tiene diecinueve. 

Conforme hablaba me fui perdiendo en mis pensamientos hasta dejar de escucharlo y me quedĂ© observándolo, ÂżEn quĂ© momento me pareciĂł atractivo?, ÂżCuándo y por quĂ© mi loca cabeza llegĂł a admirarlo?. Ă‰l seguĂ­a diciendo incoherencias sin apartar la vista de mĂ­, intentando captar anticipadamente mi sentir y descubrir si sus palabras me hacĂ­an un daño que estaba muy lejos de sentir. 

IntuĂ­ la intenciĂłn de su larga mirada, de su limitada sonrisa, tenĂ­a esa expresiĂłn de triunfo tatuada en cada partĂ­cula de su ser, salĂ­ de mis pensamientos y me centrĂ© en terminar la conversaciĂłn insulsa con Innombrable.

AcerquĂ© mis labios al lĂłbulo de su oreja, exhalĂ© serena y le dije bajito â€” Uno no se arrepiente de lo que dice, lo hace de lo que calla; y yo contigo callĂ© demasiado para no hacerte sentir mal... y tĂş... ¡serĂ­a tan fácil!.

Empezó a temblar; y me bebí de un sorbo su fuente de turbación . Me bebí el sonido de su quebrada voz crepitante ante la hoguera que, con solo un pequeño roce lo enciende. Me bebí su dureza hasta dejarlo flácido; y solo quedó frente a mí su cuerpo debilitado y vulnerable; y toda la seguridad que había mostrado se volvió humo.

Me levantĂ© con calma, ese pequeño roce involuntario habĂ­a sido suficiente acercamiento para una noche, para una vida; y antes de retirarme me inclinĂ© hacia Ă©l y dije:  â€” Rectifico... ¡Es... Eres tan fácil...!. -A lo lejos, su novia de turno me observaba furiosa-.

Yo me fui... y me llevé conmigo el delicioso mensaje que acababa de leer.


Quizás mi madre no estaba del todo equivocada, en lo que nunca estuve de acuerdo con ella es que todos los movimientos son por maldad natural en la mujer. Es quizás que esas pequeñas diferencias mentales hacen que la seducción sea más sutil, al igual que el rechazo.

sábado, 25 de mayo de 2024

A veces la inocencia

Hace unas noches,  venĂ­amos de regreso de 'nomeacuerdo', manejaba, Marcos, mi compañero de escapada, en algĂşn momento del camino mirĂ© hacia el cielo; y en una actitud escandalosa y sin precauciĂłn puse mi mano en el torso de, Marcos al tiempo que decĂ­a emocionada — ¡Espera, espera!, Marcos, sin entender quĂ© sucedĂ­a; y con una calma infinita detuvo el auto — ÂżMaia, estás bien?, ÂżquĂ© pasa?, —¿Has visto lo preciosa que está la luna?, espera que tomarĂ© una fotografĂ­a .

Desde dentro del auto posicionĂ© el mĂłvil y disparĂ©  intentando capturar la belleza que estaba admirando. Mi fotografĂ­a no llegĂł siquiera a la definiciĂłn de mediocre 

— Maia, ¿es así como tomas fotografías?, ¡no lo puedo creer!, tienes la mejor cámara, ¿cómo es posible que hayas tomado eso?
— ¡Oh, vaya!; yo querĂ­a lo que estoy viendo, Âżpuedes arreglarlo, Marcos?

Marcos cogiĂł el mĂłvil,  configurĂł 'nosĂ©quĂ©' y tomĂł un par de fotografĂ­as bellĂ­simas 

— Ahora entiendo por quĂ© no colocas fotografĂ­as en tu blog -me quedĂ© observándolo un tanto sorprendida; y antes que pudiera reaccionar se apresurĂł a decir- Marcela me lo contĂł, a veces te leo; y otras veces tambiĂ©n 





No dije más,  me acomodĂ© en el asiento,  parecĂ­a serena pero mi cabeza trabajaba a marchas forzadas tratando de recordar cada momento de Marcos en mi blog, luego de un rato me relajĂ© 
— Si mal no recuerdo te ha ido bien en el blog, 
— Por supuesto,  Maia, no esperaba menos de ti
— Y mira que no he contado la noche del barecito retro y las no-chicas
— ¿Y dejarás que lo olvide?
— Bueno,  quizás...


Si pienso en un buen amigo... pienso en Ă©l.

viernes, 17 de mayo de 2024

Un dĂ­a movidito

🎼🎶





— Hablemos, Gurrumino, escucha, se acabaron los dĂ­as de descanso y toca trabajar; yo voy a la clĂ­nica y tĂş te quedas aquĂ­. Cuidas la casa y si alguien se acerca, gruñe y ladra fuerte para que te confunda con un perrito enorme, pero no olvides tus tiempos de descanso  que  no todo es trabajo, Âżva?. Yo regreso en unas horas y te darĂ© esa comidita rica que tanto te gusta, Âżrecuerdas?.

Gurrimino mueve su cabecita de un lado al otro, para sus orejitas y vuelve a su mundo. Totalmente ignorada me retiro.

Gurrumino vigilando la casa por cam

Gurrumino en su largo -muy largo- descanso


Gurrumino me escucha llegar y se alborota, emocionada lo lleno de caricias, Gurtumino vuelve a ignorarme, se aproxima a su plato y todo su cuerpo es pura emociĂłn. 

ÂżCĂłmo sabe que hoy toca pollito?...


Té, café y barra libre
¿Nos acompañas?


martes, 14 de mayo de 2024

Llamada entrante...

🎼🎶

— Maia, ¿dónde estás?
— En casa
— ¿En qué parte de la casa?
— En la habitación
— Maia, ¿qué planes tienes hoy?
— Quedarme aquĂ­, estoy cansada,  Sarita
— Maia, no puedes desperdiciar un día precioso quedándote en casa, ¡salgamos!
— Prefiero que no
— Maia, no seas aburrida
— Sarita, si quieres puedes venirte
— Va, en un par de horas me paso por allá
— ¿Un par de horas?, ¿pues dónde estás?
— En un hotelito de provincia, tomando el sol -en pelotas- con un cape codder en la mano, aquí ya no hay nada más que hacer, he dejado vacío a Sergio
— ¿Sergio?
— Sí, amiga, no me regañes, a veces tropiezo con la misma piedra; y es solo para reafirmar por qué lo dejamos
— Bueno, como mejor te acomodes, Sarita
— Y tú, ¿sigues con el mismo tío?
— Sí
— ¿Y cómo van?
— Bien
— ¿Cómo es?, ¿por qué te tiene tan enganchada?
— JM es adorable, hablador, callado, ruidoso, buen escucha, confiable, siempre dispuesto, generoso, abraza cálido,  irresistible, ÂżmencionĂ© que sabe escuchar?
— Joer, Maia, ¿me lo prestas? -risas en ambas-
— Pregúntale, Sarita
— ¿Me lo dejarías probar si él accede?
— Si él accede puedes llevártelo, Sarita, sin problema
— Jajaja, no, amiga, no hay que atizar la hoguera, he aprendido que los hombres son fáciles -y de fácil manejo-; y yo prefiero no invadir terrenos prohibidos, no, de mis amigas
— No pasa nada, Sarita
— A buen entendedor, Maia, solo que ellos ni se enteran
— Totalmente,  Sarita 

Y es asĂ­,  si tengo que cuidarlo es que no vale la pena, no vale el esfuerzo...




viernes, 10 de mayo de 2024

Después del recuerdo

Conforme escribo, trato de recordar el nombre de aquella tĂ­a que vi en mi niñez en contadas ocasiones, era la mayor de las hermanas del lado de mi madre. 

Cuando la conocĂ­ ya tenĂ­a en su haber ocho divorcios; y en aquellos tiempos -retorcidos- yo creerĂ­a que el divorcio era una ardua tarea que consumĂ­a tiempo y recursos -eso decĂ­a mi madre- pero ella sabĂ­a el camino que le facilitaba las cosas,  tenĂ­a buenas amistades; y por supuesto, una exquisita belleza; y una clara distorsiĂłn de los lĂ­mites. 

El recuerdo de su aspecto es como una postal desvanecida. La tĂ­a era de tez morena, ojos grandes, mirada oscura y confortable, una mujer voluptuosa, cintura reducida, de largas piernas y con una lacia cabellera negro brillante.

Su Ăşltimo marido era tan encantador como mujeriego; y al vivir en un pueblo chico todos sus devaneos eran conocidos. Una tarde, estando de visita en casa de la tĂ­a, -su casa, al estar en un punto central, era camino obligado para ir a cualquier direcciĂłn-

A lo largo de la tarde empezaron a transitar distintas personas, ella mencionaba, "Con esta mujer se enredĂł mi marido en tal fecha y lugar", "Con esta otra sucediĂł parecido", "A esta la vi en pleno acto"; y asĂ­ transcurriĂł la tarde entre mujeres avergonzadas que pasaban con la mirada en el piso, mi madre por supuesto enfadada por la -soez- conversaciĂłn de la tĂ­a. 

— ¿Por qué sigues con él? -mencionó mi madre-
— Porque activa mi imaginación
— ¿Cómo lo hace?
— A veces le cambio el azúcar por sal, al agua de frutas le pongo picante, al papel sanitario le recorro la placenta del chile, le hilvano el tiro del pantalón y cuando se sienta se rompe, le pongo el despertador a mitad de la noche, clavitos de olor en las sandalias; y muchas cosas más
— ¿Eso te provoca placer?
— No tienes idea de cuánto
— ¿Qué hay después?
— ¡El divorcio!

La tía tenía tres hijos, dos mujeres, la mayor era hermosa y la siguiente nada agraciada, un hombrecito igual de encantador y mujeriego que el padre. La conocí en su último matrimonio, años después supe que terminó igual que los otros, el tiempo de vida que siguió decidió hacerlo sola, llena de viajes, hombres y diversión... La tía Lina vivió hasta los 97 años.

— Estoy pensando en el divorcio 
— Sarai, prácticamente te acabas de casar, no has cumplido un año
— Lo sé, Marce, pero lleva cuatro años sin trabajar; y me engaña con cuanta falda se cruza en su camino
— Cariño, pero eso ya lo sabías
— Pero no me afectaba, Maia
— ¿Qué ha cambiado, Sarai?
— Que estoy cansada, ¡Ay, Maia!, también estoy embarazada; y cuando he dicho que quería interrumpir el embarazo se lo ha dicho a todos, todos me han señalado, ahora soy la mala del cuento y él, una pobre víctima de esta comehombres desalmada
— No sé mucho de situaciones legales pero creo no puedes divorciarte estando embarazada, amiga
— Sí; ya me enteré; y también tuve que aguantarme el sermón del domingo del padrecito que delante de todos los feligreses ha dicho que me consumiré en las llamas del infierno por siquiera pensarlo; y ha enfurecido más porque le respondí que bueno, si ya por pensarlo estaba mi lugar asegurado, pues qué importaba si lo llevaba a cabo; y con una mirada que echaba fuego me ha echado de la iglesia
— ¿Tú qué quieres hacer, Sarai?
— Tenerlo
— ¡Vaya!, ¿te felicito?
— Pues ya qué... La abogada también me dijo que si insisto en lo del divorcio, mi marido puede exigir pensión
— Obvio, con eso que está -sobrecalificado- y no lo contratan -según él- pues no trabaja, por supuesto que te toca su manutención, aparte del total de gastos de tus dos hijos, tres con el que viene
— Pero no es justo, mis hijos qué, ¿pero él?
— Bueno, tienes siete u ocho meses para hacer que las cosas funcionen a tu favor, o aceptar tu matrimonio
— Ya empecé, le dije que mi embarazo es de alto riesgo y tengo que dejar de trabajar; y traspasar la clínica, que se tiene que hacer cargo del total de los gastos
— ¿Y qué ha dicho?
— Que quizás sea buena opción interrumpir el embarazo
— ¡Vaya!
— Necesito que trabaje este añito; y cuando presente la solicitud de divorcio pueda quitármelo de encima
— Lo que necesitas es pensar bien las cosas antes de embarcarte, no dejes todo al corazón, que un poquito de razonamiento ayudaría, amiga
— Lo sĂ©,  Maia, es que me encantan los hombres 
— Pues dátelos, pero no te enganches 
— Ya, ya sĂ©,  Marce, pero no pienso
— Pues hazlo... -Sarai se encogió de hombros-

En una ocasiĂłn tuvimos que rescatar a Sarai de detrás de los puños de su primer marido.  La segunda vez la rescatamos de un intento de secuestro del segundo marido. Esta tercera ocasiĂłn,  no sĂ© quĂ© sucederá está vez... A veces pienso que Sarai es un poco masoquista.

ÂżTan necesitados estamos de afecto que hacemos lo que sea por una caricia?...