El fin de semana anterior, casi al iniciar la sesión, percibí un ligero olor metálico cuando ella salió del apartado, le pregunté si quería pasar primero al sanitario, se confundió un poco pero asintió, -es esa comunicación que tenemos entre mujeres que sin hablar podemos entendernos-.
— Saliendo a la derecha -le mencioné-. Ella tardó en volver; y cuando lo hizo, estaba contrariada — ¿Te encuentras bien?
— No podemos continuar
— Sí, no te preocupes, vístete y programemos una nueva cita -asintió con un creciente rubor en las mejillas-.
Le pedí a la asistente que revisara dentro de las fechas más cercanas un huequito donde pudiéramos acomodarla
— Maia, sería finales de abril
— ¡No!, ella se casa en junio y tiene que tener su paquete completo, coloca un plus días después de la fecha que ella te indique que termina su período.
Cuando todo estuvo agendado la vi caminar a la salida y me di cuenta que no estaba el guardia de seguridad en su puesto.
— Marianita, ¿dónde está seguridad?
— Ay, Maia, cada vez que entras al apartado él se va con la meserita del sushi
— Llámalo, por favor
Apenas terminar la oración, Marianita se encaminó a la salida, en ese momento entró un sujeto armado e indicó a Marianita que se alejara de la puerta, ella se colocó cerca de mí y el hombre empezó a vociferar, traté de explicarle la situación pero no escuchaba.
— No hay dinero, todo se mueve, con transferencia o tarjeta, no manejamos efectivo, puedes revisar.
El sujeto inspeccionó y al comprobar que era cierto lo que le dije volvió a refunfuñar; y antes de salir empujó a mi asistente que en un acto reflejo se sujetó de mí haciendo que perdiera el equilibrio; y mi tobillo recibiera el impacto del peso de Marianita.
El delincuente se fue, el guardia fue despedido, Marianita logró controlarse; y mi tobillo parecía la pata de un elefante. Cancelé el resto de las sesiones, revisaron mi tobillo, me colocaron una férula; y casi anocheciendo regresé a casa.
Al entrar, Gurrumino me recibió con toda la emoción que es capaz de generar su pequeño cuerpecito; y así, casi sin estar de pie hemos pasado los días.
Este fin de semana decidí no ir a trabajar, me he quedado con Gurrumino; y ahora nos disponemos a pasar una noche de chicos, escuchando música, viendo películas, series y algún documental; y claro, jugando con su pelota.
¿Gurrumino sabe que estoy lastimada, lo percibe?... No tengo idea, pero ha cogido el hábito de colocar su pequeño cuerpecito en mi pie izquierdo -el lastimado- y ahí se queda hecho ovillo.
Que el fin de semana sea espléndido para todos; y ya lo saben, hay barra libre, té, chocolate, café y lo que haga falta, toca que cada uno se prepare su bebida, también hay lugar en el sofá, con Gurrumino y conmigo. A pasarlo bien.
Al guardia de seguridad hay que decirle que busque trabajo en el local del sushi...
ResponderBorrarQue pases un buen fin de semana con tan inmejorable compañía.
Besos.
Eso hubiera evitado problemas, TORO. Gracias, también para ti.
BorrarGurrumino es sabio. Sabe que con el calorcillo de su cuerpo tu tobillo sanará más rápidamente. Hiciste bien en despedir al guardia de in-seguridad :)
ResponderBorrarUn beso, Maia.
Gurrumino sabe :) Gracias, diego. Otro para ti.
BorrarGurrumino lo sabe, por supuesto. Si los perros saben cuando un amo no cae bien a una persona y le ladra(estudios recientes), no veo por qué no va a saber que estás herida.
ResponderBorrarEl guardia de seguridad necesitaba otro guardia de más seguridad para vigilarle a él. Lo malo es que esto es más habitual de lo que imaginamos. Es un trabajo muy aburrido que hace que bajen demasiado la guardia.
No sabía de ese estudio, Sergio. Sí, aunque se pensaría que con tanta mujer y sus conversaciones no estaría aburrido, o quizás por eso.
BorrarEsa "intuición" femenina no deja de sorprender(me) cada vez que la veo en acción.
ResponderBorrarConcuerdo con las opiniones sobre el guardia, por supuesto.
Saludos,
J.
Eso se da hasta con desconocidas, J. Gracias.
BorrarSaludos.
lamento mucho el susto que te ha hecho pasar ese delincuente; así como lamento mucho también tu tobillo lastimado que ha hecho que tu rutina cambie.
ResponderBorrarme alegra que al llegar a casa encuentres a alguien (gurrumino) que te quiere y se preocupa por ti incondicionalmente.
minutos interminables de juego de pelota para él.
en estos momentos hace mucho calor. me sirvo una limonada helada.
Gracias, DRACO. El susto ha pasado, el tobillo está en mejoras. Gurrumino es un cachito de alegría, aunque me ha exprimido con los juegos.
BorrarLimonada para ambos.
Siento que hayas vivido ese episodio, aunque dentro de todo no ha habido nada que lamentar y tu tobillo mejorará, más aún con los mimos de Gurrumino, las mascotas sienten cuando no estamos bien y son buena compañía.
ResponderBorrarBesos dulces Maia y sana, sana...
Daños menores, DUICE, gracias. Ha de ser eso porque Gurrumino se ha portado inmejorable. Hoy no pediste bebida. Otro para ti.
BorrarTe preparé un café y un beso dulce.
BorrarGracias
Borrar¡Y al séptimo día descanso!
ResponderBorrar¿Quién Gurrumino? (el nombre se las trae... jajjajajajaja...)
¡No, Aquél!
Té, sofá, en compañía... waaaaoooooo!
Abrazos Maia.
Por supuesto, Ernesto, sería un sacrilegio no descansar el séptimo día.
BorrarTiene un bonito fondo el nombre; y le va bien al chiquillo
Té verde doble, que sé que te gusta
Abrazo, Ernesto
Es curioso cómo todo es una concatenación de personas y factores que generan situaciones y estas a su vez desencadenan otras nuevas cuyas consecuencias pueden ser varias, por ejemplo dañarse el tobillo y posteriormente quedarse en casa, disfrutar del relax y de la compañía dócil y hasta hacer un hueco en el sofá. Y seguro que la concatenación podría seguir. Más allá de la anécdota, que en realidad es sucesión de anécdotas, cualquier cosa hace pensar. Una descripción ágil y ocurrente, Maia.
ResponderBorrarMe recordaste aquella película, "Efecto mariposa", creo que es el nombre, Fackel. Gracias por volver.
BorrarAy, Maia, que lindo escribir tienes. Esos relatos son tan entretenidos como sencillos, tan divertidos como, a veces, tristes, pero siempre son leídos en un "santiamén". Tu pluma es como seguramente serás tú misma: Sencilla, divertida y singular.
ResponderBorrarFeliz domingo.
Eres gentil, Enrique, gracias. Últimamente hay de todo, Enrique, pequeños tropiezos o unas buenas caídas "Todo sea por la noticia", -lo dijeron en alguna película-.
BorrarFelíz semana.
Feliz semana
BorrarFeliz día, Enrique
BorrarCrónica de un momento indeseado. Pero saliste airosa para tu buen relato. Cuidate.
ResponderBorrarAbrazos.
Interesante, Carlos. Pudimos lograrlo, gracias. Otro para ti.
BorrarHola, Maia. Me quedó un poco de intriga sobre tu trabajo. ¿Sos una clase de masajista, se relaciona con tratamientos de belleza?
ResponderBorrarQue mala experiencia, por la ineptitud de ese guardia de seguridad, ese interés no justifica su ausencia, que se vaya a pedir trabajo al sushi.
Y ese delincuente vociferante, que no entendía razones.
Diría que Gurrimino fue perceptivo, que bien le queda su nombre.
Besos.
Hola, Demiurgo, algo así, me dedico a la depilación láser.
BorrarEl guardia fue descuidado; y sí, debería desde un inicio trabajar en el local de sushi; y el delincuente estaba nervioso y por ende, peligroso.
Gurrumino es un cachito de cielo. Otro para ti.