jueves, 29 de febrero de 2024

La importancia de mantenerse calma

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Cada vez que se terminaba el dinero volvía a la agencia de colocación; y cuando lo hacía, me avisaban que estaba activa por si quería contemplar la posibilidad de recontratarla. Esta situación se fue sucediendo por varios años, no pretendía tener todo el tiempo gente en casa; y a ella no le interesaba trabajar de continuo, esa fue la solución que acordamos.

Tiempo después, la señora de la limpieza volvió a despedirse -por un tiempo- En realidad no sentía tanto su ausencia, en casa seguía haciendo lo mismo, ella usualmente se encargaba de la limpieza profunda, mover muebles, cambiar cortinas y lo que hiciera falta.

Poco a poco se fue asentando, empezó dejando una camisa, luego siguió un cambio, unos pans, ropa de gimnasio; y cuando me di cuenta, al lado de mi cepillo de dientes había un acompañante, fue ahí cuando me cayó el peso de la realidad, luego ya no era -Nos vemos en tal lado, paso por ti, alcánzame en algún sitio- porque ya salíamos del mismo lugar.

Para él no tener a la mujer de la limpieza fue un cambio drástico -pero no dijo nada-. Nunca lo engañé, él sabía que en casa, el que ensucia-limpia, el que tira-recoge, ha sido un hábito que se ha mantenido por años.

Podía encargarme de las cosas en común -siempre que el camino tuviera dos sentidos- pero no de los objetos personales de nadie. Por nuestros horarios, él nunca me vio haciendo limpieza, por lógica se entendería que las cosas no se limpiaban solas.

Empezaron a faltarle toallas, pañuelos, ropa; y una tarde me dijo:
— Maia, mañana vendrá una señora a encargarse de la limpieza, enséñale cómo tiene que lavar la ropa 
— ¿Por qué no le dices tú cómo la quieres?
— Maia; yo no me encargo de esas cosas, ¡Soy hombre! -ahí fue cuando empecé a enfadarme-
— ¿Y por qué tendría que saber yo?
— ¿Acaso no sabes?
— No, obvio no ¿por qué sabría?
— Porque eres mujer, deberías saberlo, ¿Y qué te enseñaron en casa de tus padres? -estaba en mi punto de ebullición-
— Pues mira, me enseñaron a estudiar, a trabajar y valerme por mí misma sin depender de nadie, ni de un hombre 
— Maia, eres mujer, todas las mujeres saben limpiar -ese fue el clímax-

La sangre hervía en mi interior, pero no dije nada, preferí salir con las amigas, relajarme; y volver con la mente despejada; y la sangre tibia. Al regresar a casa, él tenía la cocina echa un desastre, me quedé tranquila, él vino detrás.

— Cariño, no me esperes a cenar, he quedado con unos amigos y nos vamos a ir por ahí; y bueno, está un poco tirado todo esto; ya te las apañaras sola
— No, no, espera, cariño, espera, antes de irte quiero que uses esos brazos enormes y fuertes que tienes y me ayudes con algo
— Sin problema, cariño, que para eso son y están a tu servicio
— Me alegra que lo digas
— Venga, que por llegar tarde a nadie lo crucifican; y menos por motivos así -mimoso, se acercó detrás y empezó a retirarme el cabello buscando mi cuello-
— Pues mira, el problemita que tenemos es que se ha tapado la cañería; y antes de irte tienes que dejarla destapada para poder limpiar toda esta suciedad que has hecho
— Pero cariño; yo no sé nada de plomería
— ¿No?
— ¡Pues no!
— Pero si eres hombre ¿No?
— ¡Pues claro!
— ¿Y no te enseñaron en casa de tus padres a destapar la cañería, arreglar el auto o mínimo pintar las paredes?
— No, pues no, esos son estereotipos obsoletos, cosas de nuestros padres, abuelos; y de aquellos tiempos, ¿Pero mujer, tú te has creído eso de los roles?
— Vale, cariño, me gusta que seas consciente, ahora te repito lo que vamos a hacer para convivir armoniosamente. 

Primero, antes de salir me dejarás la cocina como estaba, ¿Ok?, otra cosa, mañana que venga la señora de la limpieza; yo no la conozco y no confío, vas a estar presente, le dirás y le enseñarás cómo deben hacerse las cosas en esta casa, esperarás que termine, revisarás y la acompañarás a la puerta, cuando se haya marchado me llamarás y me darás tus observaciones; y si quieres que continúe viniendo -por un tiempo-.

Yo estaré fuera, he quedado con mis amigas de salir por el resto de la semana, regresaré el viernes, pero iré directamente al trabajo; y cariño, no me esperes a cenar, -al ver su carita de interrogante pregunté- ¿Necesitas anotar, cariño?.

Porque una cucharadita de Ubicatex nunca está demás...

14 comentarios:

  1. creo que ese hombre va de salida.

    la menor de todas mis hermanas le diría: "la puerta manda a la calle", jajaja.

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  2. Una gran lección de educación para machotes. ¿Aprendió?

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    1. Aprendió, Fackel, o " evolucionas o mueres "

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  3. Mucha paciencia ha tenido, se da por hecho que los que viven en una casa tiene que ayudar en su mantenimiento. Pero se lo ha dejado claro y seguro que no volverá a fallar jeje. Un abrazo

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    1. Eta tema hablado, Ester, a veces se les olvida, o fingen olvidarlo. Otro para ti.

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  4. Una auténtica joya de hombre. Pero imagino que ya has aprendido que en una relación, lo de delimitar tareas debe ser algo que se haga pronto. Antes de que alguien te tome ventaja y te ponga la argolla de esclava en el cuello.
    Muy bien devuelta la pelota. Ya no existe esa educación en casa para hombres. Quiero decir que no debería existir. Obsoleta como los dinosaurios.

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    1. La relación llevaba años y era tema hablado y acordado, pero al mudarse y sentirse seguro le salió lo cavernícola. No creas, aún existe y es tan común.

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  5. A ver, Maia, ¿de dónde los sacas'? Mejor dicho ¿de qué caverna los sacas? Lo único bueno de este chico es que nos permite disfrutar con tu relato. Tendrás que empezar a hacerles test de inteligencia emocional y de la otra porque esa capacidad de disociarse de la realidad y de pensar una cosa y la contraria es preocupante 🤣

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    1. Ja. La falta de experiencia, Joaquín, eso me perdía. No creas, en la actualidad pasan por una serie de situaciones que no alcanzan; y de ahí no pasan.
      Me hiciste el día.

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  6. Me ha encantado ese colocar los puntos sobre las íes, Maia, bravo.
    Por cierto, qué fácil y breve se me hace leerte.
    Gracias.

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    1. Hay que repetirlo cada cierto tiempo, Enrique, que tienden a olvidarlo. Gracias, Enrique, soy de escritura sencilla. Bonito fin de semana.

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  7. Pues yo puedo planchar, lavar a mano o en lavadora, barrer, lavar platos, hacer camas. Hasta podría cocinar si se requiere y soy hombre. El orden y limpieza es primordial para todos.

    Besos dulces Maia y dulce mes.

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    1. Caminas con ventaja, DUICE; mi ropa no es de planchar así que; yo no plancho; y las camas no las hago, solo las compro, Ja
      Pongámonos serios, él vivió solo por mucho tiempo; y no tenía señora de la limpieza, cuando se instaló conmigo, creí sentir el momento detonante cuando le dije algo así como, "Decide tú", no lo sé, era algo sin mayor importancia y en ese momento no me apetecía, pero sí vi su expresión, como si se hubiese encendido su macho cavernícola, posteriormente lo confirmé. Otro para ti.

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Susúrrame al oído, que mi corazón te escucha