Estaba a punto de salir de casa cuando al abrí la puerta lo ví acelerando el paso para alcanzar la vuelta, llegó hasta la curva y desapareció... Ahí me quedé, sin comprender lo que sentí. Fue un momento extraño, de esos que parece que el tiempo no corre.
No vi su rostro, pero su cuerpo no ha cambiado mucho, quizás más delgado pero no lo suficiente para pasar por irreconocible. Después del incidente el resto del día lo pasé en el limbo, el -casi- encuentro con K se quedó en mi cabeza; y esa idea evitó la concentración.
Ya en la reunión con, Marce, mis pensamientos seguían fijos en su silueta.
— Maia, atiéndeme, ¿Estás segura que era K?
— Había olvidado que siempre me impresionó su altura, su complexión, es un hombre que en su casi 1,90 se inclinaba para hablar con la mayoría; y sus 110 kg se volvían torpes al abrazarme, creo que no medía su fuerza
— Es un cuerpo desperdiciado, deberíamos contratarlo como seguridad para la clínica, quizás así te decidas volver los fines de semana, amiga, que nos estamos complicando; ya sabes que nadie quiere trabajar los fines, ¿Y cómo va tu tobillo?
— Volvió a lastimarse, hice un movimiento brusco cuando lo vi alejándose
— ¿Tan malo es que haya vuelto?
— No, bueno no sé, éramos buenos amigos, por qué tenía que arruinarse todo...
— Porque todas las relaciones -del tipo que sean- son complicadas, pero, Maia, un hombre tan grande debe estar muy pero que muy grande, o sea, cualquier mujer estaría feliz a su lado
— Ay, Marce, al volver K me ha venido también aquella sensación de sentir que está en todos lados, incluyendo mis pensamientos.
— ¿Maia; y eso es malo? -me encogí de hombros- ¿oye; y está soltero?, digo, solo por saber, que soy una mujer comprometida, aunque eso nunca me ha importado, además ¿qué tanto es tantito?
— No te gustaría involucrarte con él, o bueno, no lo sé, quizás tú lo manejarías mejor que yo, pero esa sensación de estar siempre vigilada no es algo que quiero volver a experimentar; y no me gustaría que pasaras por algo así
— Pero, Maia, es que, 1,90 metros son muchos pero que muchos centímetros; y están para pensarse.
Lo cierto es que, a pesar de todo el revoltijo mental que me ha generado su regreso, me alegra sentir que parece estar bien.
mi estatura es de casi un metro noventa y aunque alguna vez llegué a pesar 110 kilos (que ya se fueron, felizmente; pues ahora ando en los 80 kilos), juro que no soy "k", jajaja.
ResponderBorrares raro "k", quiere verte, pero se esconde. me hace recordar a esos guerreros que no pelean en ciertos escenarios en los que no se sienten cómodos, eligiendo el territorio que más les guste para hacerlo.
de seguro que lo volverás a ver.
Oh, vaya, con esa altura seguro, Marce querrá conocerte.
BorrarK juega mucho con la mente como buen psicólogo, se asegura que en cada momento lo recuerdes.
Si, es seguro que lo volveré a ver, DRACO.
Feliz noche.
Vale, Marce te lo quiere meter hasta por los ojos pero ¿Y tú? Me parece que un poco también lo deseas. Hablas de la sensación de que está en todos lados incluyendo tus pensamientos. Esa es mucha presencia. Poco indiferente te veo.
ResponderBorrarYa veremos. Porque tú misma sabes que regresará.
Pues es que hay una historia detrás, llegó un momento que fue abrumador e incisivo, incluso tuve que llamar a la policía, se hace presente de forma "casual", amigos, familia, lugares, no está por ti, pero está, es un juego que llegué a sentirlo macabro, no lo sé, quizás ha cambiado.
BorrarEsos revoltijos son gasolina para el motor de la vida.
ResponderBorrarBesos.
Totalmente, TORO. Besos
BorrarCurioso, siempre, tu modo de contar y despedir tus publicaciones.
ResponderBorrarBravo.
Soy un poco rara, Enrique, se amotinan los recuerdos cuando escribo algo. Felíz fin de semana.
BorrarA estas alturas K, me pregunto qué significa esa letra, pareciera un fantasma del pasado que se te aparece y perturba. Cuando alguien juega de esa manera y pretende estar presente a través de juegos psicológicos, no está bien de su mente.
ResponderBorrarBESOS DULCES y dulce fin de semana.
La inicial de su nombre, DUICE, . Sí, fue un amigo en el pasado; y sí, le gustan los juegos mentales. Buenas noches
BorrarMi política es no volver, no regresar, no insistir. Y si se pierde alguna oportunidad o algo semejante, como siempre se dice, se perderá y ya.
ResponderBorrarSuerte,
J.
No te complicas, J
BorrarCurioso el saber la contextura física de uno de los comentaristas.
ResponderBorrarComo tu encuentro con uno de tus fantasmas del pasado.
No sé cuanto hay de verdad en el anterior comentario. Podrían haber algunas excepciones.
Besos.
Así es, Demiurgo. Un encuentro no buscado.
Borrar¿A, qué comentario te refieres, Demiurgo?. Otro para ti.
El de Draco, revelando que tan alto es.
BorrarBesos.
Es muy alto
BorrarOtro para ti
En las líneas de la mano el tamaño no es tan importante como la profundidad.
ResponderBorrarMe parece que en las relaciones humanas ocurre igual.
A veces en un instante nos hacemos viejos amigos.
Saludos
Puede ser, Rafa Jinquer.
BorrarQue sea solo eso, una amistad.
Saludos
Lo mejor-aventuro- es condenarlo al olvido. Un abrazo. Carlos
ResponderBorrarSí, es lo mejor, Carlos. Otro para ti.
BorrarQuedo maravillado con el principio y el final de tu publicación, Maia. Yo también sufro temporadas de Atopia que voy resolviendo sin hacer nada tras años de gastarme el dinero y el tiempo en cientos de productos para la piel y, después, me maravilla que un pollito fuera la solución de un grave problema pues sé de qué hablas ya que tuvimos dos preciosos gurruminos que nos dieran tanta alegría en vida como pena el día que se fueron.
ResponderBorrarFeliz día de San José.
Lo mío tiene fácil solución, Enrique, cualquier cosa que contenga alcohol me suaviza las molestias, el problema es que me olvido de cargarlo a veces.
BorrarSé de lo que hablas, han partido algunos y te dejas devastado, por lo mismo ya no quería otro, pero Gurrumino me escogió; y cómo negarme?.
Felíz día, Enrique
Eres un poco masoquista pero, quién quiere que le pase algo malo a nuestros conocidos¿
ResponderBorrarAbrazo
¿Soy masoquista?
Borrar