viernes, 1 de diciembre de 2023

Pasar la tarde

🎼 🎶

Me había sentado en el cómodo sofá negro a pasar la tarde, series, un vinito y enseñando a Gurrumino a jugar con la pelota, pero a Gurrumino se le ocurrió mostrarse perezoso y solo quería estar en mi regazo, lo levanté e inmediatamente se acomodó y empezamos a charlar -sé que no me entiende pero lo intenta- el tinto ondeaba en la copa mientras yo enfocaba mi atención en el peludo, hasta el momento que recibí una llamada.

— Maia, ¿estás en casa?
— Estoy, Sarita, ¿pasa algo?
— ¿Y lo preguntas?, por supuesto que pasa, voy en camino
— Bien, aquí te espero
— Pues dale, que estoy fuera
— Sara, rápido has llegado
— Ay, amiga, que ya me conoces -y sí, Sarita tiene la manía de anunciar su presencia justo cuando está tocando a la puerta-
— Maia, serás mala, ¿dónde está el sobrino? -le señalé el sofá negro e inmediatamente se precipitó a su encuentro-
— Pero si es una monada, anda, vamos a darle una vuelta
— No se puede, Sarita, aún no tiene correa
— Ja; ¿y no quieres también un bozal?, mira que eres... no vaya a morder a algún mortal
— No es por eso, aunque temerario es, solo no quiero que vaya a perderse
— Vamos, somos dos para cuidarlo
— Está bien, pero manejas tú, que yo he bebido un poco -miedo me dio subirme con Sarita-
— Maia, le compré un cinturón de seguridad a ¿cómo dices que se llama el sobrino? — Gurrumino — pues eso, a Gurru ¿qué?, Maia, ¿le has puesto un nombre tan feo a una cosita tan preciosa?
— Diría que sí, pero mira, tiene carita de Gurrumino
— Jo, pues ya qué -y levantando a Gurrumino al nivel de su rostro le dijo-  ¡pues Gurrumino te llamas pero te han jodido la existencia  
— Sarita...
Le colocó el cinturón de seguridad y el pobre Gurrumino iba que parecía que lo habían crucificado
— No, definitivamente no, esos cinturones más que de seguridad parecen de castigo

Estacionamos en el parque, caminamos y Sarita, cargando a Gurrumino le mostraba las plantas, los árboles, las bancas y lo acercaba para que olfateara todo, el peludo empezó a fastidiarse de tanto mimo e intentó bajarse.

— Maia, pero es que ¿cómo se te ocurre sacarlo sin correa?
— Pues...
— Pues nada, amiga, eres un pelín irresponsable -me encogí de hombros-
— Mira, Maia, viene el señor de los helados, ¿compramos?
— Va
— ¿Y qué hacemos con Gurrumino?, ¡ah; ya sé!

Sarita intentó desactivar su alarma y nada, introdujo la llave y lo abrió manual, colocó a Gurrumino en el asiento trasero y cerró con llave, quiso poner alarma y nada.  Algo anda mal, Maia  
Pedimos el helado, ella de crema y yo de frutas; y al volver al auto, Gurrumino no estaba, buscamos por todos lados y el peludo no aparecía, a punto de la desesperación caminamos llamando a Gurrumino... a lo lejos un ladrido, corrimos a su encuentro y no lo veíamos, el ladrido estaba pero, ¿dónde?.

Dentro de un auto estacionado idéntico al de Sara, se encontraba Gurrumino 
 Pero, ¡qué diantres!, ¿cómo llegó hasta aquí?, Maia, revísalo bien, no vaya a ser uno que se le parece y quiera engañarnos, ¿sí es? -Sarita había colocado a Gurrumino en un auto parecido al suyo- 
Y la despistada soy yo...

Afortunadamente, Gurrumino regresó al seno familiar sin trauma aparente pero, lo que realmente asusta es; que la llave de tu coche con chip único -supuestamente- pueda abrir otros autos del modelo sin ningún problema. Esta situación me dio terror y me hizo hacer una publicación en un grupo femenino como una forma de apoyo entre mujeres y mi sorpresa fueron las cuatrocientas -poco más- respuestas que recibí donde a todas les había sucedido lo mismo... 

20 comentarios:

  1. ¡pobre gurru! su primera cita fue con un par de locas despistadas, jajaja.

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  2. Caramba. Solo falta que Gurrumino le haga dejado un regalo al dueño del coche. Yo tuve muchos años un Nissan Micra chiquito, un día al cogerlo de la calle donde aparque al sentarsme tuve que ajustar el asiento, lo que me extrañó, y entonces vi una calavera plateada colgando del retrovisor y comprendí que no era mi coche. No volví a aparcar en esa calle. En otra ocasión un vecino le dio la llaves a un amigo para que fuera por una bombona de butano y al volver el vecino vio que en lugar de coger su micra se había llevado el mío...me lo contó como anécdota pero no me hizo gracia.... Se me ha hecho raro leer tu historia porque en España tanto sacar a un perro sin correa aunque vaya en brazos como dejarlo solo en un coche es sancionable, somos así de "simpáticos", por lo demás es una anécdota simpática muy bien contada incluso con ese punto trágico de ,"perder" a Gurrumino....

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    1. Por supuesto, para nada es agradable que usen tu coche.
      Por supuesto que es sancionable dejar un perrito en el coche y no es justificable de irte que solo nos alejamos unos pasos hasta el señor de los helados, estoy aprendiendo a cuidar de un perrito, Joaquín.

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  3. Esto ya lo sabrás por mi comentario anterior pero me gusta mucho que Gurrumino haya llegado para quedarse. Tengo debilidad por las mascotas. Con el tiempo entenderá palabras humanas y le estimularán, según dicen, las palabras paseo, comida, su propio nombre. Y por cierto, me ha hecho reír mucho tu conversación con Sara sobre lo feo del nombre. Estoy seguro que el perro lo hará bonito con el tiempo.
    El otro tema que tratas es ya menos ligero y más inquietante. Y bastante grave. No lo había escuchado pero seguro que no interesa mucho a la industria del automóvil que se mencione algo así. Que sea fácil entrar en un coche da todo un conjunto de riesgos a una persona y sí, a muchas mujeres, nada desdeñable.

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    1. Sí, Sergio, me di cuenta de eso.. o sea que también te parece feo el nombre?, oh, vaya, me parece tan bonito y le queda bien.
      En cuanto n auto que tuve hace muchos años, al salir del centro comercial me subí a un coche que no era mío, me asusté y me alejé pero es más común de lo que debería.

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    2. No, Maia, feo no es, simplemente que al tener significado la primera vez que lo oyes puede sorprender. Pero de hecho es de las palabras más eufónicas que puedo imaginar. El nombre lo hará él bonito cada dia

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    3. Gracias, Joaquín

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  4. Vaya despiste de Sarita, y si se sube al coche hubiera sido peor :) Por suerte Gurrumino estaba bien, me gusta su nombre, es tierno y tiene un bonito significado, otro nombre no le hubiera pegado ;) Y eso sucede, los sistemas de seguridad de los coches no son infalibles, así como las llaves no son únicas como se piensa o como te venden. Tampoco los computadores con huellas táctiles. A tener cuidado, sobre todo con Gurrumino. Mimos para él y besos para las aventureras.

    Dulces besos y dulce diciembre.

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    1. Sí, Sarita es algo despistada pero tampoco ayudó mucho que la misma llave abra otro coche. Gurrumino ya no estará en brazos de alguien más, a menos que sea en la seguridad de casa. Buenas noches

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  5. Me encantaron, texto y nombre del peludo... Me lo hiciste ver. Pura bondad e intrepidez.
    Abrazo hasta vos.

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    1. Gracias, Carlos. Por un día espléndido.

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  6. Tu relato, siempre atractivo, me ha dejado preocupado, Maia, no por el Gurrumino, por la llave maestra.
    Feliz sábado y, ya sabes, no dejes de escribir nunca estas magníficas crónicas de tu día a día.
    Gracias.

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    1. Sí, es algo preocupante, Enrique. Una muestra total de vulnerabilidad. Bonito día.

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  7. Maia, tenés unas amigas de personalidad alocada. Por las dudas, sé que leen tu blog, aclaro que no es una crítica. Sarita le cayó bien a tu perrito.
    Gurrumino es el nombre que le cae muy bien, por la foo que mostraste en la entrada anterior.

    Que despistada es Sarita. Dice una cosa, luego lo contrario. Y dejó a Gurrumino en el auto equivocado. Ahí se plantea una cosa, ¿la misma llave sirve para autos distintos? No suena muy seguro.

    ¿Qué tal estaban los helados?
    Besos.

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    1. Sí, lo somos, Demiurgo, a Gurrumino le agradó Sarita, aunque después de un ratito se le esconde. Gracias.
      Sí, hace las cosas y luego culpa a los demás. El tema de las llaves es preocupante; y sucede más de lo que debería.
      Los helados, el de frutas estaba delicioso. Otro para ti.

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  8. En realidad la seguridad total no existe.
    Nos la venden pero no existe.

    Besos.

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  9. jaja yo me he metido en coches equivocados por lo mismo, es verdad que soy el despiste con patas, pero tb que las llaves electrónicas abren de todo jajaja .. me ha hecho gracia imaginar a Gurru ahí con el cinturón como dices tú crucificado jajaja Un besito ! subo...

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    1. Es que las llaves parece que las han creado para exponernos a las despistadas, María. Gurrumino iba exponiendo todo de si, esos cinturones caninos no sé quién los inventó, pero seguro lo hizo en un día cómico.

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Susúrrame al oído, que mi corazón te escucha