Es temprano, aún así, la luz entra a raudales por la ventana, intento desperezarme y bajar la persiana tratando de atenuar el impacto cegador. Llevo un lazo en la cabeza atando los cabellos y en la mano derecha el móvil encendiendo, camino descalza hacia la cocina, me preparo un té mientras intento leer los mensajes. El fin de semana me desconecté de todo y el precio es el bloqueo del móvil por la cantidad de mensajes sin leer, lo dejo de lado mientras carga y disfruto del té y así suspendo mi mundo.
Un mensaje de Clara Rey, tres, diez, treinta y siete, escucho con atención uno a uno que van desde una súplica hasta un ''me quiero morir'', está asustada -¡Maia, me llevarán presa!-. Inspiro tan hondo que duele, llevo diez años batallando con los nervios e intensidad de Clara, le he explicado de todas las maneras que todo están en regla, pero en momentos se vuelve aprensiva, -Clara, todo está en regla, déjamelo a mí-.
Rato después y antes de volver a la ciudad, frente a la puerta, me despido de esta quietud y belleza.
Una página agitada de un diario muy agitado.
ResponderBorrarPor un momento, al comienzo del texto, te imaginé como la personificación de divinidad: el aderezo en la testa y el atributo en la mano, como aquellas estatuas griegas que caminaban descalzas hacia el fatum. Lo de después en la redacción es posmodernidad. Son los detalles que nos vinculan al pasado los relevantes.
Algo más mundano, Fackel, un fin de semana aislado, tranquilo, con un cúmulo de lluvia limpiándolo todo y un despertar fabuloso, con toda esa vida esperando fuera.
BorrarEs que me resulta difícil a veces ante un texto no derivar a miradas e interpretaciones mitológicas.
BorrarNo sé si la vida espera fuera; sí sé que la vida nos espera permanentemente dentro de nosotros.
Me sucede parecido, no en la mitología pero sí, de lo que leo a veces visualizo la escena con sus oscuros y me resulta atrayente .
BorrarSí, la vida está dentro, me refería al cotidiano, ocupaciones, etc.
Yo también dejo mudo el móvil cada dos por tres. Y lo hago tanto que ya se está acostumbrando y cuando lo enciendo no me saltan tantos mensajes. Mucho menos desesperados como el de Clara. Los desesperados no me llaman a mí que nunca les atiendo.
ResponderBorrarEso pasa por mal acostumbrarlos a que siempre estás disponible.
Borrar¿Quién se la llevará presa?
ResponderBorrarElla cree que hace cosas ilegales y en algún momento la llevarán presa las autoridades, nada más lejos de la realidad.
BorrarMe gustó como te imaginaron en el primer comentario. Y lo asocié, vaya saber cómo, con lo de Maia, Maya, lo ilusorio de la realidad.
ResponderBorrarPor lo que contás, toda la tranquilidad, se fue a....muy lejos, con todos esos mensajes que recibiste. Teniendo que despertarte para aportar "claridad" a tu amiga.
Besos.
Ella lo lleva todo al tiempo extremo; ya debería estar acostumbrada pero me sigue sorprendiendo. Lo del nombre tiene su historia, quizás algún día lo cuente. Otro para ti.
BorrarY sí, el comentario de Fackel fue generoso.
BorrarLa fantasía prudente siempre tiene algo de dadivosa.
BorrarLa cual te agradezco.
BorrarBuena historia. Siempre es duro lidiar con cualquier enfermedad. Te mando un beso. Enamorada de las letras
ResponderBorrarSolo es buscar formas de que se sienta segura y así pueda calmarse. Otro para ti.
BorrarClara Rey, bonito nombre tiene tu amiga, casi de artista. Y si piensa que hace cosas ilegales, habría que ver qué tipo de cosas hace como para pensar que la meterán presa.
ResponderBorrarBesos dulces y dulce semana Maia.
Más que amiga, es otro tipo de relación. Nada hace ilegal, no en el tema concerto, una historia larga. Otro para ti.
BorrarTu lunes parece una guerra.
ResponderBorrarMenos mal que el fin de semana te compensa.
Besos.
Se hace un equilibrio, TORO. Otro para ata ti
Borrares cierto. a veces no dan ganas de salir de casa.
ResponderBorrarsaludos.
Se está tan cómodo que te llama a quedarte. Saludos
BorrarGreat blog
ResponderBorrarPlease read my post
ResponderBorrarGreat blog
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