Recorro constantemente el interior y exterior de la casa; y tanto, que ya conozco todos sus rincones, al igual que las figuras que se forman en las paredes y su techo; y los rostros que se crean con las sombras en los pliegues de las sábanas. Hay un mundo de seres extraños cohabitando en el interior de la vivienda y el jardín...
He llegado a localizar en alguna parte de mi habitación al antes tierno Winnie the Pooh -y ahora con su Sangre y miel se convirtió en un chico malo-.
También he visto mujeres corriendo, recostadas, desnudas, vaporosas, de rodillas, acompañadas de sus mascotas, o algún perro con sus grandes orejitas, también se muestran, hombres, niños, osos e innumerables objetos; y en los árboles, plantas y flores se forman extrañas figuras.
De camino al interior, observé que en la mesita aún sigue el libro reclamando mi atención, Intenté leer pero, al escuchar ruido en el exterior me quedó claro que el libro tenía que esperar.
Me asomé por la ventana, Manolo acababa de estacionar, le había comentado por mensaje que estaba encontrando nuevas formas en toda la casa, llegó cargando una bolsa con víveres, venía con un par de elementos que no podía dejar de mirar, de esos que tienen todo en su lugar y esos lugares requieren de observación.
Manolo se acercó despacio y sin detener su camino hacia la cocina, me ofreció una sonrisa pícara mientras me decía:
-¿Aburrida?, ¡pero niña... cierra la boca!.
Sí, definitivamente... Manolo es especial.
¿Seres extraños o más bien familiares, quiero decir reconocibles?
ResponderBorrarHaces un cuento del tema, pero es algo que he practicado desde niño. Mi padre me hacía ver los ojos y la boca de la luna, por ejemplo. Al pasar por Irurzun la garganta me ofrecía dos hermanas. En Segovia contemplaba a la mujer muerta en su catafalco. Y mi almohada me ofrecía, aún lo hace, el rostro de mi otro yo.
Ciertamente la mujer que protagoniza tu relato vive en el mundo de las demás imágenes. Mientras no sea oneroso al sumarse al habitual de lo que llamamos seres vivos...
Desde niña he observado rostros, formas, sea en la luna, las nubes, en los ochentas cuando empezó la moda de la textura en las pareces y cuando no podía dormir, podía distinguir incontables personajes, luego la mirada se barrió hacia otros objetos, luces, sombras, fotografías, pinturas y más. Es divertido.
BorrarRespondiendo a tu pregunta, no, familiares nunca, algún personaje de televisión sí, pero en general son desconocidos.
BorrarNo sabes lo que me entretenía yo de chica con algunos azulejos. Y a veces,sin darme cuenta,lo sigo haciendo.
ResponderBorrarBesitos.
Nunca se queda en el pasado, en algún momento nos descubrimos observando. Otro para ti.
BorrarLa pareidolia la llevamos todos de fábrica. El que no haya visto algo en las nubes no ha pasado por la infancia. Luego está la fantasía que le quieras seguir echando. Hasta donde se no es nada negativo. Más bien al contrario. Denota imaginación.
ResponderBorrarNo creas, conozco personas muy imaginativas que así la forma de la nube sea clara, solo ven una masa deforme. Tengo un apartado fe fotografías donde se plasma claramente lo que observo.
BorrarEs especial y tú lo haces especial, Maia.
ResponderBorrarQue así sea siempre y/o mientras dure la atracción y el deseo... de conocerlo.
Feliz viernes.
Que así sea, Enrique. Feliz viernes.
BorrarLas sombras siempre me han parecido curiosas igual que esas formas que uno cree ver en las nubes o en los caprichosos dibujos de baldosas o mármoles.... La pareidolia es un concepto curioso y a la vez aterrador pues significa que nuestro cerebro nos cambia la forma de percibir la realidad. Me gusta como escribes. Un abrazo
ResponderBorrarA mí lo que me parece curioso es que algunas personas no logran ver figuras en nada, quizás porque siempre creo verlas. Gracias, Joaquín. Otro para ti.
BorrarA veces vemos cosas, a veces queremos verlas... El mundo es extraño y lo hacemos aún más extraño...
ResponderBorrar¿Por qué estaríamos aquí si no?
BorrarTambién pareidolias en vetas de madera, en rocas, en ramas, en heces los más observadores...
ResponderBorrarTambién, no lo había pensado pero no llego a tanto.
BorrarQue interesante pareidolias. Que notable capacidad de visualización, con el osito convertido en asesino psicópata. ¿Qué tal es la película?
ResponderBorrarFascinante es lo de las mujeres desnudas, vaporosas.
Y lo emocional con Manolo...
Besos.
La película es muy gráfica, más que terror es una carnicería.
BorrarLlegué a tener un cuadernillo donde intentaba copiar lo que veía, en su tiempo fue interesante.
Gracias, otro pata ti.
Pareodolia, puede ser, pero todos tenemos nuestros fantasmas, y como en tu relato llegamos a vivir con ellos. Buena narrativa. Carlos
ResponderBorrarLos que tenemos y los que se van acumulando. Gracias, Carlos
BorrarDichosos/as quienes encuentran a uno de esos seres especiales y no lo arruinan por el camino.
ResponderBorrarSaludos,
J.
Todo puede arruinarse, José, por uno u otro motivo. Saludos.
BorrarNo sabía lo que significaba la palabra "pareidolia".
ResponderBorrarAhora ya sí.
Una palabra poco común, Toro
BorrarYo me fije en otras formas, más allá de la pareidolia, "un par de elementos de esos que tienen todo en su lugar" y tú con la boquita abierta. Y si pienso puedo ver formas como tú, pero podría no acertar, así que dada mi conocida curiosidad, mejor pregunto, Qué elementos eran aquellos?
ResponderBorrarBesos dulces de todas las formas para ti.
Ja
BorrarY yo leyendo concentrada tu comentario; y respondiendo a tu pregunta, había dos buenos sementales, bueno, tres si contamos a Manolo.
Eso supuse, es decir... tu placer fue triple?
BorrarO el de ellos único -que estás perdiendo tu caballerosidad-
BorrarNo diré más, eres una caja de sorpresa Maia. No es Manolo el especial, eres tú.
BorrarBesos dulces.
La perdida no es por la pregunta, no por la última
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