Por mucho tiempo quise concretar aquel amor adolescente -frustrado y roto antes de iniciar-. No me ata el pasado, pero aquel adolescente era mi punto débil, ¿qué me detuvo?, aún no lo tengo claro.
Su mentalidad era infantil, normal, tenía 17 años, sus acciones eran adultas; y escandalosas -según decían-.
Fumaba y bebía los fines de semana; y era el favorito de mujeres maduras, -dicen- que lo sostenían, -con escasos 13 años, en aquellos tiempos no tenía idea a qué se referían-.
Sé que no era para mí, aún así, me quedó la espinita de ¿qué hubiera sido si...?.
Es una situación extraña cuando recuerdas a una persona y reaparece en tu vida, -mi madre decía que lo llamas con el pensamiento-. Esta mañana me lo he cruzado por casualidad, vestía jeans deslavados y una playera ajustada con una leyenda estampada en gran parte de la prenda ''Soy todo lo que tú no eres'', también traía tenis rojos haciendo juego con la gorra, -visera atrás- seguía siendo niño.
Lo vi a lo lejos y de inmediato lo reconocí, me detuve sin saber qué hacer, me di la vuelta y estaba a punto de girar sobre mis pasos cuando su mano su ciñó alrededor de mi brazo.
¡Hola!, casi no te reconozco, has cambiado mucho -me dijo-
Tú estás igualito -respondí-
Definitivamente... José es atemporal; y estoy segura que no me volveré a formular esa pregunta.
Bien relatado, aunque intrigante ... quedo con ganas de entender ese "estoy segura de que no me volveré a formular esa pregunta".
ResponderBorrarFeliz miércoles Santo.
Me quedó claro que no hubiésemos funcionado, desde chicos éramos muy diferentes. Felíz miércoles, Enrique
BorrarYo tengo la impresión de que mis amores adolescentes han envejecido más mal que bien. Quizá ellas piensan lo mismo de mí. En cualquier caso, espero que si me ven no se les ocurra ponerme la mano encima. No por nada en especial.
ResponderBorrarEso fue desafortunado, Cabrónidas, no puedes llegar y sujetar a alguien así. Y la cerecita del pastel fue haberme invitado un porro —No, gracias, tengo un compromiso– luego investigué a qué se refería...
BorrarParece que tuviste alguna clase a esa pregunta.
ResponderBorrarBesos.
Así parece. Otro para ti
BorrarJosé fue el niño que creció con vicios de gente adulta y que con los años se convirtió en un adulto con mente inmadura e infantil. Lo triste es que, quizás no fue su decisión ser así, que simplemente su personalidad es la consecuencia de haberse forjado bajo la tutela de algún desadaptado que normalizó actitudes de ese tipo en un niño en formación.
ResponderBorrarCada cosa tiene su tiempo, cada etapa su momento, la regla no es tan compleja, pero no todos tienen la fortuna de tener alguien que los guíe bien.
Has realizado un excelente relato y te felicito (y agradezco) por ello.
Algo había dentro del núcleo familiar porque de los cuatro hijos, -José el menor- tres tenían los mismos vicios y eran similares en personalidad, solo el mayor era diferente, quizás porque le tocó ser el niño/adulto responsable. La madre, una mujer apagada, el padre no lo conocí. Te agradezco a ti por desarrollar las posibilidades.
BorrarMás que el primer recuerdo de la mañana, ¿no sería el eco del sueño o el recuerdo de una estrella fugaz cuya cola aún flota en el universo de tu mente?
ResponderBorrarPuede ser, lo que tengo seguro es que me has hecho sonreír
BorrarHay tantas oportunidades perdidas... claro, que eso lo miramos con ojos de hoy, no con los que teníamos entonces.
ResponderBorrarCon la mirada actual no parece que se perdieron, Toro.
BorrarMis amores adolescentes se han convertido en cualquier cosa menos en adolescentes o amores. Ni siquiera sé por qué me parecían tan especiales. Y algunas se conservan bien, no es un tema físico. El deseo era puro producto de mi mente. La biología me pedía enamoramiento y las elegí a ellas como pude haber elegido a otras. Y en la mayoría de los casos hubiese sido un error porque no pegamos ni con cola. Tu José... Bueno, es como la llama que atrae a las polillas a su llama y las quema. A ti no te quemó pero alguna saldría escaldada. La inmadurez en un hombre no suele ser buena para ninguna mujer.
ResponderBorrarLa inmadurez es como esa agua helada que te corte por la espalda, nada agradable. Sí, también me sucedió, no sé qué fue tan especial.
BorrarHola Maia. Mi primer amor (si se lo puede llamar así) tenía 12 años, y yo 13. Yo cambié de ciudad y no la volví a ver. Aunque es probable que nos hayamos cruzado a veces, sin reconocernos. Nunca me he planteado la pregunta “¿qué hubiera sido si…?”. Prefiero recordarnos como éramos entonces, dos niños inocentes descubriendo sensaciones que nunca olvidaremos (al menos yo…)
ResponderBorrarUna forma interesante de recordarla; y sin complicaciones. El pasado es eso, un tiempo que ya no es.
BorrarEs un tiempo en nuestra mente (luego de alguna manera es; el recuerdo, la fantasía y la ficción construyen su propio tiempo; paradojas)
BorrarPor mucho tiempo tuvo su pequeño espacio en mi mente, quizás con los años idealizado, Fackel
BorrarLas respuestas llegan solas y en ocasiones muy rápidamente. Aunque los amores de adolescencia parecen tener otra dimensión en su momento, luego uno los ve tal cual eran. No sabías lo que era un porro? :O Por cierto, buena selección de blues.
ResponderBorrarBesos dulces Maia, dónde andas?
¿Y lo escuchaste completo?.
BorrarPor supuesto, me gustó en especial la número 4 y la versión de "Sweet child of mine" aunque en general el blues es muy senxual.
BorrarOtro para ti ;)
Troube. Sí, igual para ti.
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