jueves, 7 de diciembre de 2023

Hay momentos


El frío -en momentos- me mantenía incómoda, acostada, tratando de atemperar el cuerpo, lo cubría, pero no totalmente, solo dejaba un piecito al descubierto; y era suficiente para regular mi temperatura.

Él venía desde la cocina, su mirada caía en la esquina de la cama y se detenía, miraba el reloj -que nunca se quitaba-, confirmaba la hora con el despertador que estaba en la mesilla de noche a mi lado, las cuatro y diez de la madrugada, su rutina se sucedía cada noche, era como un ritual levantarse por un vaso con agua y al regresar subir o bajar la frazada según el frio o calor de esos momentos.

Encendía la linterna del móvil y veía -ahora con desaprobación- el piecito desnudo... yo observaba su hacer, resguardando parte de mi rostro bajo el edredón, con los ojos semi cerrados, intentando parecer que dormía; y sentía su mano tibia acomodando bajo la frazada el piecito descubierto. 

Lo escuchaba susurrar apenas audible —¡No puede ser, Maia, vas a enfermar. Cómo explicarle que el piecito fuera regulaba mi temperatura si me gustaba esa forma suave de cuidarme

A la mañana siguiente, en el desayuno venían los reclamos
— Maia, querida, duermes muy mal, toda la noche te destapas, aunque no quieras habré de encender el calentón

Y lo cumplía, a la noche lo encendía, el calor me mataba; y me destapaba; y nuevamente la rutina de cubrirme 
— Maia, no es posible que hagas eso, vas a enfermar

Esperaba su respiración calma y me levantaba de puntillas, abría con cuidado la ventana y el frío entraba a raudales golpeando mi rostro caliente. Volvía a la cama y me cubría pero un escalofrío ya me recorría... sí, definitivamente enfermaría.

Y nuevamente en la mañana...
— Maia, hasta dormida eres testaruda, encontré la ventana abierta, ¿por qué la abriste?, dímelo, prometo no enfadarme

La pregunta flotaba en el ambiente, quería decir la verdad pero esa protección en algo tan sencillo me gustaba sobremanera; y no quería dejar de sentirla; y le mentía, una pequeña y veloz mentira inocente que no dejaba de ser mentira.
— ¿Acaso no recuerdas? anoche te pedí que no la abrieras pero no me hiciste caso, estabas renegón, ¿quizás sonámbulo?
— ¿En serio?, no recuerdo -y ponía su carita de incertidumbre-

Y colocaba su mano en mi frente
— ¡La madre que me parió!, pero niña, ¡estás ardiendo!, perdóname, es una torpeza mía abrir la ventana en estos tiempos., tú quédate en cama que yo me hago cargo.

Y lo hacía... de alguna forma deseaba mantener lo más posible esa situación, ese ritual estremecedor.

Noches como la de hoy siento su ausencia...

24 comentarios:

  1. Noches complicadas, temperaturas inciertas y pensamientos que añoran. Un abrazo

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    1. Un cóctel así, Ester. Otro para ti.

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  2. Siempre quedan cientos de esos recuerdos residuales después de haber terminado una relación. Pequeños momentos a los que no prestaste atención o no del todo y ahora regresan. Si tienes suerte regresan los tiernos, los dulces, los pequeños gestos de lo bueno que tenía esa persona. Esos que sólo tenía esa pareja y ahora estarán tal vez en otro lugar repitiéndose(o no). Saludos

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    1. Alguna rutina nocturna regresa esos momentos especiales que fueron disfrutados pero que ahora son pasado. Sí, es seguro que sigan repitiéndose en otro sitio, Sergio. Saludos.

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  3. Síndrome compulsivo y obsesivo con instintos maternos. Y parece que él no dormía. Yo sentí la ausencia de la música.

    Besos dulces Maia.

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    1. Ja
      Ya lo has diagnosticado, DUICE, o quizás todo era más simple, el mayor de cuatro hermanos, tres mujeres. La música estaba, te la comparto en un par de horas. Otro para ti.

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  4. Una noche para no olvidar, Maia, escribas lo que escribas, me gusta como lo escribes.
    Un abrazo, mi original relatadora

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  5. Tienes entonces una gran sensibilidad térmica. Supongo que duermes sin calcetines.:)

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    1. Ja
      Sí, duermo sin algunas prendas, como los tines.

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  6. Hay ausencias que siempre son presencias. ¿No crees, Maia?

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  7. No te entendía tus preferencias pero te protegía.
    No es poco mérito.
    Besos.

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  8. Me ha gustado ese final. Una confesión sincera de que aún lo quieres aunque solo a veces.

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    1. Hay días que se extraña una caricia, Joaquín

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  9. en la vida, todo acaba; nada es para siempre.

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  10. Creo que es mi primera vez aquí, y me alegro. Toda esta noche aparentemente tan "normal", tan del vivir común y justo es por lo que vale la pena todo.

    Un gusto, saludos ☺️

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    1. Los pequeños momentos que vuelven todo tan especial. ¡Bienvenida, Maty!, pasa y acomódate , estás en tu casa. Saludos

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  11. Normal que notes su ausencia...

    Besos.

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  12. Preciosa la escena! a todos nos gusta que nos cuiden, incluso cuando no saben hacerlo como necesitamos jaja es natural que lo extrañes y te comprendo ¡no sabes cuanto! porque yo hago lo mismo quer tú, sobre todo en verano, siempre saco un pie o si no lo saco, busco la parte de la sábana que aun permanezca fría porque siempre tengo los pies ardiendo, como tú, tb regulo mi temepratura con el pie, es mi termoregulador... por cierto ¿ qué significa frazada? ...Un beso MAIA y hoy tb un abrazo termoregulador, que te abrigue, pero no demasiado : )

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    1. No saben pero se esfuerzan, María. Me alegra no ser la única con esa manía de tener siempre el piecito fuera. Ardiendo, esa es la definición precisa. Un beso frío, María.

      frazada
      Del cat. flassada

      1. f. Manta peluda que se echa sobre la cama
      Sin.:
      frezada, manta, cobija, edredón, colcha, cobertor, chiva.

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Susúrrame al oído, que mi corazón te escucha