Llevábamos discutiendo casi una hora; y en ese tiempo no lográbamos ponernos de acuerdo. Marcos (el marido de Marcela) recorría la cocina de un extremo a otro (no es muy grande, unos 6x6, llegaba pronto), y mientras lo hacía, se llevaba las manos a la cabeza y con los dedos echaba sus cabellos para atrás.
Se veía agitado / Se veía cansado, pero no daba un paso atrás (y yo tampoco). En momentos volteaba con Marce y mientras la miraba con ojitos de piedad le decía, - ¡Ayúdame!- Marce se reía, levantaba los hombros e ignoraba su súplica.
- A ver, Marcos, explícame (según tú) esta discusión
Marcos volteó, entrecerró los ojos, como tratando de leerme
- ¡Ah, no, no, no, definitivamente no!, (lo dijo estrujando sus cabellos ahora con más fuerza), me estás poniendo una trampa, no lo haré, hazlo tú y yo estaré de acuerdo.
- ¡Como debe ser! (dijo desde el otro extremo Marce)
A estas alturas no sé cuál fue el motivo del debate pero, ¿acaso importa?.
sí importa; para que tus comentaristas "metan su cuchara" -como se dice-, y se arme el despelote, jajaja.
ResponderBorrarEl resultado sería el mismo, DRACO, nosotras siempre tenemos la razón, aunque no la tengamos, así de simple para que todos seamos felices, jaja
BorrarSi tú no lo sabes, nos quedaremos con la duda, aunque parecía muy alterado Marcos. No será por la bebé?
ResponderBorrarBesos dulces Maia.
Me estoy dando cuenta que los hombres sí son curiosos. No, no es por la bebé.
BorrarParece ocurrió una tragedia muy grave
ResponderBorrarSolo fue cosa de impuestos, José Casagrande; y esos hay que dejarlos claros.
BorrarLo único bueno de una discusión tan larga es que como dices, ya te has olvidado del motivo. Muchas se resuelven así, olvidando la causa. O por aburrimiento del menos paciente. Yo las acabo largándome a otro sitio. Tengo poca capacidad para vivir en las conversaciones bucle.
ResponderBorrarNo recuerdo cuál exactamente fue el motivo, Sergio, pero Marcos suele tener ideas que él cree revolucionarias y van contra la ley, él quiere vivir fuera de sistema pero viviendo dentro de sistema y es imposible. En asuntos de impuestos, si tienes que pasarte debatiendo una, cinco o más horas, se hace porque se hace. Igual que tú; yo las discusiones personales las corto casi al momento.
BorrarMe intriga ... (jajajaja), el motivo de la disputa, pero yo tengo un final que no voy a contar, aunque estoy seguro de que estoy en lo cierto.
ResponderBorrarSigo pensando en otros motivos, por si acaso.
Vamos, Enrique, no me dejes intrigada. De lo que me doy cuenta es que los hombres son muy curiosos.
BorrarUna hora puede ser poco tiempo. Pero una hora, si es de debate, es larguísima. Por lo que veo, no había moderador. O moderadora.
ResponderBorrarSí había, era Marce, pero siempre está de mi lado; ya por fuera me reprende, pero dentro de, ella siempre me apoya.
BorrarLas discusiones -sean domésticas o en cualquier ámbito- son partidas de billar, que obligan a recolocarse los jugadores en función de la jugada del anterior. Bueno, más imperfectas que el billar o cualquier otro juego, porque en efecto ¿cuántas veces no se pierde el norte de la conversación y las derivas nos conducen a enfrentamientos secundarios, las más de las ocasiones inútiles y sobrantes?
ResponderBorrarSiempre me digo a mí mismo: ojo a posicionarte a favor de uno u otro (Pero siempre acabo cayendo en la trampa)
Pasa, Fackel, que en situaciones que se suceden con Marcos, él puede revolotear todo lo que guste; y por más que maquille el tema por un lado u otro, un no, es un no y eso es lo que lo desespera, no ver realizadas sus extrañas ideas. Es lo que hay.
Borrar(Interesante)
Me dejaste con la intriga. Aunque la respuesta que le diste a José Casagrande me dio alguna idea.
ResponderBorrarBesos.
Ya me di cuenta que los hombres son muy curiosos. Otro para ti.
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