Se abrió la puerta y entraron cinco personas en el ascensor; yo venía tan detrás que no hice esfuerzo por alcanzarlo.
Un buen samaritano detuvo la puerta en el instante antes de cerrarse y me esperó pacientemente, ofreciéndome el pase, salió un poco para darme acceso; y al volver a entrar, el ascensor lanzó un mensaje... "La última persona trae sobrepeso, debe bajar", ¡así de cruel!.
El buen samaritano se disculpó, inclinó ligeramente su cabeza y salió, hice el intento de dar un paso hacia afuera, él levantó su mano para que me detuviera y sonrió suavemente, tenía un brillo especial en su mirada. Llegando al segundo piso las cuatro gruesas personas bajaron, regresé por el hombre desconocido y al abrir la puerta... ahí seguía, después de ver su expresión de asombro - ¡Anda, te llevo! -... ambos sonreímos.
Tercer piso, habitación 304 y él 306, al final resultamos vecinos. Ese fue el inicio de una posible (buena) amistad.
Que amabilidad que tuvo con vos.
ResponderBorrarLas potenciales amistades son algo positivo.
Besos.
Sí, tuvo un buen gesto conmigo, Demiuego
BorrarSi es amistad, ha de ser buena, en el azar la vida está el encanto.
ResponderBorrarBesos dulces Maia y dulce fin de semana.
El tiempo me dirá si se crea o no la amistad, también hay que poner de nuestra parte, ¿No?. Que sea bueno tu fin de semana.
Borrarnunca se sabe qué nos va a deparar la vida en el futuro.
ResponderBorrarque tengas un buen domingo.
No lo sabemos, pero que no quede de nuestra parte, ¿No?. Buen domingo también para ti.
BorrarTodo dependerá de si azar y necesidad coinciden.
ResponderBorrarSí, vamos viendo, Fackel.
BorrarHa empezado bien. La imaginación es libre. Los hoteles son lugares en que se puede conocer gente de todo tipo aunque yo nunca he conocido a nadie así. Un saludo
ResponderBorrarHe conocido gente interesante en este hotel, Joaquín, cuando no es necesario salir y te quedas solo aquí, se van descubriendo momento irrepetibles y personas que se antoja descubrir. Un saludo.
BorrarEl buen samaritano merecía ese detalle.
ResponderBorrarNo podíamos dejarlo a la deriva, TORO.
BorrarMaia, el buen samaritano sabía que ibas a regresar para llevarlo a su piso :))
ResponderBorrar¿Tú crees?, ¿Entonces su carita de sorpresa?.
BorrarEl contraste entre la caballerosidad del buen samaritano y lo ofensivo del ascensor todavía subraya más el buen pie con el que comienza el vecino de habitación. Y luego está que los regalos del azar, cuando son bonitos, hay que cogerlos sin pensar mucho.
ResponderBorrarEs que el ascensor se pasó tres pueblos y medio, tiene mensajes bastante ofensivos. El vecino de habitación, hasta hoy, va deatavilla.
BorrarInesperado, buen inicio, buen relato.
ResponderBorrarMe gusta, me gustó.
Gracias, Enrique.
BorrarEs bueno saber que los ascensores pasan las revisiones obligatorias y el sistema de seguridad funciona.:)
ResponderBorrarPero se han vuelto crueles, Cabrónidas... O muy honestos.
BorrarEn este mundo tan cruel que hemos montado una persona de mirada limpia y amable es alguien a tener en cuenta para cualquier actividad, montar una empresa, una revolución, una familia...
ResponderBorrarUna amistad...
Borrar