Estuve largo tiempo enfadada conmigoyconnadie; y tanto que llegué a pensar en redirigir este mal sentimiento hacía alguien en concreto.
No funcionaría, mi conciencia me reprendería por culpar a quien no tiene vela en este entierro. Y en un intento desesperado de pasar página me fui de viaje un puñado de semanas (diez), huía de mí, de mis caóticos pensamientos... y sin darme cuenta los llevé conmigo.
Y en ese intento desesperado por dejar atrás lo que, como sentencia ha marcado un cambio absoluto en mi camino, me ví ahí, buscando el lado bueno a las cosas.
Frente al mar, sentada bajo el cielo ocre observando el horizonte, nubes negras hacían sombra a los colores. Buscaba un motivo, una razón... y a lo lejos escuché un recuerdo. Me ví ahí, en el sofá rojo terciopelo al lado izquierdo de mi madre, acurrucando mi cabeza en su pecho, sintiendo sus latidos; y escuchando de su voz esa melodía que entonaba para mí, en mis días de cama...
Muñequita linda / de cabellos de oro / de dientes de perla / labios de rubí / Dime si me quieres / como yo te quiero / si de mí te acuerdas / como yo de ti / Y a veces escucho / un eco divino / que envuelto en la brisa / parece decir: / Sí te quiero mucho / mucho / mucho / mucho / tanto como entonces / siempre hasta morir /
Me sentí tranquila, como sucedía cuando ella (mi madre) estaba cerca; y me di cuenta que lo sigue haciendo desde el recuerdo; y en completa calma tomé el auto y regresé a casa.
¡Acompáñame!
Té, café; y galletitas
jajaja Qué casualidad, hemos regresado juntas , qué gusto ! : ) aunq yo no huí, creo q más bien me perdí... ; ) La suerte es q siempre termino encontrando el camino de regreso a casa ...estoy en ello al menos ...Espero q tb tú encuentres el camino de regreso a tu calma ...será así seguro, un beso MAIA !
ResponderBorrarMe enfado conmigo y hasta me regaño, pero acabo haciendo las paces tengo que seguir conviviendo. Leerte además de sentir un pellizco me ha gustado saberte acompañada de quien nunca falta. Llevo mas café para que no nos falte y por si se unen mas amigos
ResponderBorrarQué alegría volver a leerte, Maia. Tu regreso es como ese eco divino que mencionas: suave, inesperado, profundamente necesario. Gracias por compartir este pedazo de alma, por abrir la puerta a tus pensamientos y dejarnos entrar con respeto. Ojalá sigas escribiendo, porque tus palabras no solo narran, sino que abrazan. Singularidad y sentimiento, sí… pero también memoria, refugio y belleza. Aquí estaremos, con café y galletitas, esperando cada nueva página.
ResponderBorrarUn fuerte abrazo.
Pocas cosas son mejores que el refugio materno, aún en el recuerdo, pero a una madre nunca se le hace menos. Celebro tu retorno de tan largo viaje ;) Y una canción de hace muchos años aquella ... Dime si me quieres ...
ResponderBorrarBesos dulces, Maia y re-bienvenida.
Por lo visto, siempre huimos de nosotros mismos cuando nos hemos fallado. Es una clara muestra de que no nos aceptamos.
ResponderBorrarhas hecho un viaje para poner las cosas en orden y parece que lo has logrado.
ResponderBorrar¡feliz regreso!
café y galletitas para mí, por favor.
Todavía no encontré la forma de huir de mis pensamientos. No dejo de buscar, quizá pronto llegue mi momento de "triunfo".
ResponderBorrarSaludos,
J.
los recuerdos nos hacen vivir de nuevo
ResponderBorrarismael
Con lo que te hemos echado de menos... Muchísimas gracias por volver y compartirnos estas reflexiones y esa poesía. El verdadero viaje es siempre el retorno, solo ahí como el diamante sobre el trasfondo de terciopelo negro puede brillar aquello que hemos aprendido, que hemos ganado, o que hemos perdido
ResponderBorrar