Un granjero llega con el gallero a comprar un gallo...
— Buenas, quisiera un buen gallo que cumpla a todas mis gallinas
— ¿Cuántas gallinas tiene?
— 180
Y le saca un gallo francés, enorme, fibroso, cresta levantada y ojos azules.
— Tome este, es Philipe Le Cock, no falla
Cuando llega a la granja, el gallo sale corriendo, caza la primera gallina, la pisa dos veces, agarra la segunda y la pisa el primero y cuando está en el segundo se queda frito.
El granjero dice:
— ¡¡Qué diantres de gallo me vendieron!! zumba dos gallinas y ya no puede más...
Entonces coge al gallo por la cresta, se lo lleva al gallero y le explica lo que le pasó.
El gallero se disculpa y le saca un gallo japonés imponente con la cresta tiesa y los ojos grises
— Este es el "Nico Sumo" pruébelo y después me cuenta.
El granjero lo suelta en el gallinero y el gallo sale desesperado, pisa a la primera gallina, agarra a la segunda; y a la tercera le hace el 69 y cuando está con la cuarta revienta y cae muerto en medio del gallinero
— Este es el segundo gallo que me vendes y ¡revienta como el lagarto de Jaén!!
Entonces el gallero le saca un gallo español, de las tierras de Andalucía, todo flaco, pelón, ojeroso, con resaca y le dice al granjero:
— Mire señor es lo único que me queda, se llama Josué.
— ¿Qué voy a hacer con este jodío gallo flaco y pelao?
Pero lo compra y cuando lo suelta en el gallinero, el gallo sale enajenado y se zumba a las 180 gallinas, cada una con una posición distinta, luego pega una segunda vuelta, sale corriendo, se zumba a la cerdita...
— ¡Qué fenómeno es este gallo! piensa el granjero; y las gallinas alucinadas con Josué: que Josué esto... que qué bien se entrega a la pasión, que qué bien me pisa, que si con tres al mismo tiempo...
Al día siguiente lo suelta de nuevo, le pega dos vueltas al gallinero, dándole a todo lo que tenía plumas y sale corriendo. El granjero dice ¡ Nooooo!, que se me ha escapao el gallo.
Entonces coge el caballo y sale en busca de Josué
Siguiendo la pista dejada por él... a lo lejos ve a Josué despachurrao en el suelo, inmóvil el pobrecito; y mientras, los cuervos esperaban que muriera...
— ¡Noooo Josueeeé! ¡No te mueras! ¡Josueeeeeé!
Al fin encuentro un gallo de verdad y se me muere, Josué abre un ojo, mira al granjero y señalando a los cuervos dice:
— Ssshhhh... ¡cállate viejo!... ¡Que me espantas a las morenitas!
-Créditos a quien corresponda; y con respeto para los españoles-
— Maia, ven, que quiero presentarte a mi padre...
Un hombre carismático con su energía masculina bien definida se puso frente a mí, el contacto con su mano cálida y firme no fue suficiente y se acercó a abrazarme, de sonrisa bohemia y mirada infinita, el tiempo corrió sin sentirlo y cuando nos dimos cuenta, habíamos hablado el resto de la noche.
Volví a verlo en innumerables ocasiones, siempre cortés, agradable, caballero, sin dejar de lado su innata seducción.
— ¿Por qué tenías que fijarte en mi hijo, Maia? -ahora me preguntó lo mismo-
— ¿Acaso importa, Don? -él sonrió-
— ¡Sí!, pero solo porque no me haces caso
Don fue un hombre divertido, le gustaban las mujeres y disfrutaba de ellas, alguna de mis amigas cayó en sus redes, -ambos cayeron-; y fue una aventura que se extendió por varios años.
Don no tenía límites, lo mismo seducía a una desconocida que a la amiga de su esposa o novia de su hijo.
El miércoles recibí una llamada ininteligible a las 22:00 hrs., era Innombrable, entre el llanto desolado pude entender algunas palabras y me dirigí a su oficina, su padre acababa de fallecer, lo auxilié con los trámites y al día siguiente estábamos en la funeraria velando su cuerpo.
— Maia, ¿podrías quedarte mientras voy a ducharme y descansar un poco?
— Ve, vuelve en la mañana
— No, cómo crees, solo unas horas
— Ve y descansa, si sucede algo me comunico con tu hermano -Innombrable estaba devastado-
De madrugada todo era silencio y quietud, la sala de velación estaba casi vacía, de repente y de la nada empezaron a desfilar incontables mujeres, habían esperado pacientes la salida de la familia y se escurrieron en medio de la noche, todas llorando y cada una despidiendo a, Don con agradecimiento por haber entrado en sus vidas.
Yo continuaba en el sofá que colocaron cerca del féretro, recargada en el respaldo y fingiendo dormir; y pude escuchar los susurros de las mujeres que en orden y de una en una lo colmaron de bendiciones y le dieron el adiós.
¡Acompáñame!
Té, Café, Horchata, Fresada; y lo que apetezcas.